Aprender a decir adiós

En la vida hay obstáculos difíciles de superar. Se cruzan en nuestro camino impidiendonos caminar, impidiendo que sigamos viaje, y muchas veces nos lastiman, nos hacen daño, nos ponen tristes... ¿qué hacer en esos momentos? No podemos escapar, no hay salida. No podemos saltarlos así como así y continuar... no podemos dejarlos de lado como si no los viéramos, porque están allí por algo, para enseñarnos a crecer, para enseñarnos que en la vida no todo es fácil, que en la vida no tenemos todo servido en bandeja, que en la vida algunas veces se sufre...que hay cosas a las que tenemos que darle importancia, más allá de que nos guste o no, más allá de que querramos o no... la vida no se trata de elegir lo más lindo o lo más bueno, sino de poder superar esos obstáculos con éxito, sabiendo que después de eso hay un camino por seguir, un camino que no sabemos adonde nos puede llevar, pero es un camino que nos dice que la vida continua, que no todo termina...que debemos seguir, por mucho que nos cueste.
Ayer falleció la mamá de una de mis amigas. Tenía cáncer de páncreas y estaba muy enferma. Tenía sólo 46 años. Pasó de un día para otro. Mi amiga estaba destruida. Quién no lo estaría. Era mi mamá, me decía cuando la abracé. Era mi mamá, y lloraba. No encontraba consuelo en nada ni en nadie. Me acuerdo que la última vez que la vi fue para mi cena de egresados, el 13 de diciembre del año pasado. Me acerqué hasta donde estaba sentada y la saludé con un beso. Que linda estas, que lindo vestido, fue lo último que me dijo. Gracias, fue lo último que le respondí. Y después... nunca más nada. Esas últimas palabras me quedaron guardadas... no sé porque. Será porque durante toda mi infancia fue como una segunda madre para mi. La conocía desde los 4 años. Vivía más en casa de mi amiga Noelia que en mi propia casa. Hacíamos unos líos tremendos, pero después ordenabamos todo. Su mamá era un ángel, y espero que Diosito la esté cuidando ahora. Se va a sentir un vacío muy grande en esa casa una vez que pase el tiempo. ¡Qué difícil es decir adiós! Por eso prefiero decir hasta luego. Las despedidas son promesas de nuevos encuentros. En el cielo nos reencontraremos.