Cuento de primavera - Eric Rohmer


Jeanne es profesora de filosofía en el instituto Jacques Brel. Su novio está de viaje y en su ausencia no soporta vivir en medio del desorden del piso de él, aunque habitualmente lo tolere porque le quiere. Tampoco puede volver a su propio piso porque se lo ha prestado a una prima. En una fiesta conoce a Natacha, una joven estudiante de piano que le ofrece alojamiento en su piso, ya que su padre suele estar fuera viajando o en casa de su novia. Natacha siente aversión por Eve, la novia de su padre y le cuenta a Jeanne la historia de un collar perdido y su sospecha de que Eve puede ser la responsable de la desaparición. Jeanne empieza a pensar que Natacha está intentando emparejarla con su padre.

Igual que en “El amigo de mi amiga” los espacios arquitectónicos diseñados por Bofill condicionan las idas y venidas de los personajes, en el caso de “Cuento de primavera” son las casas las que cobran especial importancia. Jeanne es una maniática del orden y de los espacios personales. Los pisos de Jeanne y su novio Mathieu (que no aparece durante la película) son pisos pequeños de viejos edificios parisinos. El piso más espacioso es el de Natacha, que también es antiguo y cuenta con abundantes elementos ornamentales en las molduras, puertas y en el frontispicio. Cuatro columnas delimitan el espacio para comer en la cocina. Aunque Natacha se ha terminado por acostumbrar a ellas le recuerdan la ruptura de sus padres que coincidió con una fuerte discusión a causa de la reforma. En la habitación de Natacha todavía están sus juguetes de niña. Parte de la película transcurre en la casa de campo del padre de Natacha en Fointenebleau. Es una casa agradable empapelada con estampados de flores algo anticuados. Para Natacha está llena de recuerdos de su infancia y es casi una profanación que Eve pase tiempo allí. En estas casas tienen una presencia predominante los libros y las flores. Whit Stillman utilizó casas de amigos en “Metropolitan”, me pregunto si Rohmer habrá hecho lo mismo en ésta y otras películas porque nunca contó con grandes presupuestos.

El tema del collar no pasa de ser un MacGuffin, ya que como en todas las películas de Rohmer de lo que se trata es de ahondar en la forma de pensar de los personajes y en las decisiones que toman. Natacha es la típica heroína rohmeriana joven y vital que expresa sus opiniones con total espontaneidad. Jeanne es seria y reflexiva y su personalidad me resulta menos transparente que la de los demás. Sin embargo me identifico cuando dice “Digamos que nunca me aburro, aunque no haga nada, me basta mi pensamiento para entretenerme”, aunque sigue diciendo “pero hoy me invade una impaciencia infantil que no me deja detenerme en nada”.
Natacha aborrece a Eve, quizás porque Eve es la primera novia estable de su padre desde el divorcio de él. Los defectos de Eve son patentes desde el momento en que aparece en escena, pero Natacha la trata con excesiva dureza. La relación de Natacha con su madre es de amor-odio, quiere a su padre y se resiente de su falta de atención hacia ella. Por otra parte, su novio es de la misma edad de su padre. Sus relaciones componen un esquema que se corresponde al complejo de Electra, aunque no estoy segura de que esa fuera la intención del director. Juzgando a Rohmer en base a sus películas pienso que el psicoanálisis le parecería un marco muy estrecho para juzgar al ser humano, pero puede que me equivoque.

A Igor (el padre de Natacha) y a Eve les conocemos primero a través de lo que de ellos cuenta Natacha que no es imparcial. Es durante la cena en casa de Natacha donde se empiezan a conocer los distintos caracteres de los cuatro personajes a través de la conversación sobre el trabajo y la filosofía. El tema de las profesiones no es la primera vez que sale a relucir en la obra de Rohmer. Natacha piensa que su padre no ha nacido para funcionario y según ella sería un buen critico de arte. En “El amigo de mi amiga” (1987) Adrienne le dice a Blanche que no la ve como una burócrata, sino en algo artístico y le pregunta si nunca ha deseado pintar o escribir. Blanche le contesta que aunque valiera para eso no sabe si le gustaría vivir de ello porque para ella el arte es puro placer y le basta con contemplarlo. Jeanne comenta que le gusta su trabajo porque no depende de nadie. En clase ella es la que manda y si no la escuchan es por su culpa. Igualmente en “El amigo de mi amiga” Blanche dice que le gusta su trabajo porque no tiene a nadie ni por encima ni por debajo. El trabajo tiene que estar y punto.

Eve desea aparecer brillante intelectualmente y para demostrar sus teorías pone en evidencia la ignorancia de Natacha durante una discusión sobre filosofía. Me solidarizo con Natacha, en esta discusión es inevitable que los no muy puestos en el tema nos perdamos. No obstante es posible extraer de esta conversación observaciones interesantes sobre el trabajo de Jeanne. Eve piensa que los alumnos no se interesan por la filosofía ni la entienden. Jeanne dice que por el contrario, aunque sus alumnos son de un barrio obrero, la filosofía les interesa. Para ellos es una cuestión de amor propio porque todo el mundo piensa que su filosofía es la mejor. El profesor lo que debe hacer es enseñarles que la filosofía que les enseña “puede completar y ampliar la suya, no sustituirla”. Jeanne menciona en otro momento la mayéutica socrática que presupone que la verdad está en la mente de todo ser humano. Se llegaría a ella por medio de preguntas cuya respuesta encuentra el alumno por sí mismo. Eve tiene un concepto más elitista de la filosofía. Natacha es más artística y emocional y no le interesan tanto este tipo de cuestiones. En cierta manera creo que todas las películas de Rohmer llevan consigo una mayéutica personal en la que los personajes se dan a conocer a través de lo que explican sobre sí mismos en sus diálogos.