Hace ya bastantes días que estoy privada de mi ordenador por una avería en el disco duro (y así sigo). Esta circunstancia me ha causado no pocos inconvenientes. Por otra parte, me he puesto al día en cuanto a lecturas. He leído entre otras cosas todo “Sherlock Holmes” de nuevo.
Antes de mi apagón informático vi precisamente la serie “Sherlock” en la que se sitúa al personaje en la Inglaterra actual. Este Sherlock moderno dista un poco del de Conan Doyle, parece tener problemas de comportamiento. Por el contrario, el Sherlock original aunque algo desinteresado por la gente en general, sabía hacerse apreciar y resultar un compañero agradable cuando quería.
En una entrada antigua comentaba mi aprobación de la elección de Jude Law como Watson en el proyecto de Ritchie (que aún no he visto). Pues bien el Watson de la BBC, Martin Freeman y su química con Sherlock es uno de los ingredientes que más me ha gustado de la producción. Parece ser que de las versiones actuales de Sherlock Holmes lo que más me gusta es Watson (al que Sherlock llama John en la versión moderna). Por otra parte, la serie tiene un ritmo algo acelerado y hace mucho uso de la informática. Parece como si los londinenses estuvieran pegados todo el día a sus móviles.
En mi reciente interés por el personaje incluso he llegado a observar al resto de los viajeros del metro intentando sacar de su aspecto detalles de su vida como hacia Holmes. Por supuesto, no he sacado nada en limpio. A lo mejor al verme en el metro Sherlock Holmes diría “lleva una vida sedentaria, tiene astigmatismo, es alérgica a los ácaros y está al borde de un ataque de nervios”.
Antes de mi apagón informático vi precisamente la serie “Sherlock” en la que se sitúa al personaje en la Inglaterra actual. Este Sherlock moderno dista un poco del de Conan Doyle, parece tener problemas de comportamiento. Por el contrario, el Sherlock original aunque algo desinteresado por la gente en general, sabía hacerse apreciar y resultar un compañero agradable cuando quería.
En una entrada antigua comentaba mi aprobación de la elección de Jude Law como Watson en el proyecto de Ritchie (que aún no he visto). Pues bien el Watson de la BBC, Martin Freeman y su química con Sherlock es uno de los ingredientes que más me ha gustado de la producción. Parece ser que de las versiones actuales de Sherlock Holmes lo que más me gusta es Watson (al que Sherlock llama John en la versión moderna). Por otra parte, la serie tiene un ritmo algo acelerado y hace mucho uso de la informática. Parece como si los londinenses estuvieran pegados todo el día a sus móviles.
En mi reciente interés por el personaje incluso he llegado a observar al resto de los viajeros del metro intentando sacar de su aspecto detalles de su vida como hacia Holmes. Por supuesto, no he sacado nada en limpio. A lo mejor al verme en el metro Sherlock Holmes diría “lleva una vida sedentaria, tiene astigmatismo, es alérgica a los ácaros y está al borde de un ataque de nervios”.