Gross, de 65 años, permanece encarcelado en el Hospital Militar
“Carlos J. Finlay” de La Habana, y su estado de deterioro f’ísico y
sicológico es ostensible. El prisionero ha amenazado con quitarse la
vida y no pasará otro cumpleaños en cautiverio.
Judy Gross, esposa del contratista, seguirá adelante con la reclamación al gobierno de EEUU.
Por Wilfredo Cancio Isla
El contratista Alan