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Ivory en París (II)

Además de “La hija de un soldado nunca llora” Ivory también dirigió otra película situada en París,“Le Divorce” basada en “Divorcio a la francesa” de Diane Johnson. Las protagonistas, dos hermanas americanas son atraídas y repelidas al mismo tiempo por el estilo de vida francés. Atraídas por el refinamiento de la vida cotidiana en materia de comida, ropa y cultura a la vez que repelidas por lo que perciben como cinismo y distanciamiento francés.
La novela se presta más que la película a analizar los malentendidos culturales como los apartamentos algo destartalados en los que se aprecia la patina del tiempo que puede ser interpretadas por los americanos acostumbrados a casas grandes y modernas como indicativo de falta de recursos.
Una cita de la novela:

—Admiro a los franceses por su alegre codicia, por su respeto a las creaciones de la mano del hombre —dijo Ames Everett, que había venido a tomar el té.
—Sí, los franceses aman las cosas más por su belleza o su simbolismo que por su valor —convino Roxy.
—En tanto que los americanos fingen desdén por los objetos materiales, como si no fuera todo un placer coleccionar o poseer —dijo Ames Everett—. Sin embargo, son grandes consumidores. Los franceses son materialistas sin ser consumidores. Eso lo respeto.


Las limitaciones y también el interés de esta película proceden de la novela. Ivory introduce mejoras como darle más entidad a Yves, un personaje que no acaba de cuajar en la novela y que en la película interpreta Romain Duris. También tiene aciertos como el trasladar a la pantalla las diferentes formas de llamar a un pañuelo (chal, écharpe, foulard…) y llevarlo de las mujeres francesas.
Las protagonistas principales son Naomi Watts y Kate Hudson. Muchos de los personajes secundarios son actores conocidos como Leslie Caron, Glenn Close, Stockard Channing y Stephen Fry. También aparecen otros actores más conocidos del público francés como el actor rohmeriano Melvil Poupaud (Cuento de verano) o Thierry Lhermitte, muy adecuado en su papel de maduro hombre de mundo. Lo mejor el intento de retratar el contraste cultural entre las sociedades francesa y americana. Lo más flojo el final, que crea un anti-clímax por su inesperado dramatismo.