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Kicking and Screaming – Noah Baumbach

Kicking and Screaming trata de cuatro estudiantes (Glover, Otis, Skippy y Max) que tras licenciarse son incapaces de dejar la universidad y comenzar la vida adulta. Resulta una película sorprendente madura teniendo en cuenta que Baumbach la dirigió con sólo 25 años. La mayor parte de los actores son desconocidos para mí excepto Chris Eigeman y Eric Stolz. Baumbach se beneficia de la habilidad de Eigeman para el intercambio de frases ingeniosas y sarcásticas. Hay muchas citas a elegir en está película. Por ej. cuando Max ayuda a Glover con su curriculum:

MAX: Then you need to make this sound more impressive. This is ridiculous. "Drove a truck"? I mean, be specific. Why'd you drive a truck?
GLOVER: Delivered cheese.
MAX: What kind of cheese?
GLOVER: What do you mean what kind? I don't know. Gouda. Or Stilton maybe.
MAX: That's fancy cheese. It wasn't American then?
GLOVER: No, I think I delivered foreign cheeses. I just drove the truck.
MAX: I realize that, but how about, "Responsibilities included... transportation of gourmet cheese products throughout the metropolitan area"?
GLOVER: Hey. That's nice.

Eric Stoltz nunca me ha llamado la atención, pero me gustó mucho aquí como barman y estudiante eterno (lleva 10 años viviendo en el campus). Su personaje Chet sirve de recordatorio de en qué se pueden convertir si no deciden que hacer con sus vidas.
No me siento identificada con ese miedo a comenzar sus carreras profesionales, más bien hubiera pensado que deberían de estar excitados ante la perspectiva. La diferencia podría radicar en que en España, la mayor parte de la gente no se suele trasladar de su ciudad para estudiar en la universidad, y al terminar la universidad su vida no cambia tan radicalmente. Por el contrario, en EEUU es casi la norma trasladarse a vivir a otro estado para estudiar en la universidad, viven en el campus como en un microcosmos donde encuentran entretenimiento, estímulo intelectual y amistades. Quizás eso explica su resistencia a abandonar la ociosa vida estudiantil para empezar a trabajar (con menos vacaciones además de las que tenemos en Europa). Probablemente además van a perder el contacto con los amigos con los que han convivido prácticamente a diario durante varios años. O quizás sufren un síntoma de la enfermedad de Malcolm que, en Margot y la boda tras dejar de lado la música, sólo se dedica a escribir cartas. En Greenberg parece ser que el personaje principal se asemeja un poco a Malcolm, así que Baumbach no ha escrito su última palabra sobre el tema.

La crítica que le puedo hacer a la película son las recurrentes conversaciones sobre temas triviales y es la misma crítica que hace Jane cuando comenta un cuento de Glover en clase de literatura: “I'd like to say first up that, uh... the prose is remarkable. It's beautifully written. Uh, however, I've noticed that, uh, the characters in Grover's stories... spend all their time discussing the least important... things. Uh you know, like what to have for dinner or... who's the best-looking model in the Victoria's Secret catalogue. ”
Un tema importante en la película es la nostalgia. Max dice: “I'm nostalgic for conversations I had yesterday. I've begun reminiscing events before they even occur. I'm reminiscing this right now. ”. Hay películas que me producen esa sensación de nostalgia porque parecen encapsular un lugar y un tiempo como “Picnic” de Joshua Logan, “The Last Picture Show” de Peter Bogdanovich o “Esplendor en la hierba” de Elia Kazan. También otras películas son nostálgicas porque sus protagonistas vuelven la vista a su juventud desde la madurez cómo la serie “Brideshead Revisited”. Por el contrario, Kicking and Screaming no me hace sentir nostalgia, es demasiado contemporánea. Y después de todo tienen tan sólo veintidós años y han terminado la universidad hace pocos meses. Más bien he visto el lado cómico de las situaciones. Como la huida de los enfrentamientos incómodos con conductores o vendedores de galletas.

Creo que el alter ego de Baumbach en esta película podría ser Glover. Su padre tiene una casa en Park Slope y se ha divorciado recientemente. Igual que la madre de Una historia de Booklyn quiere hablar con su hijo de intimidades que a Glover le resultan incómodas. El padre de Glover (Elliot Gould) muestra sin embargo un lado más sincero y cercano que el padre de “Una historia de Brooklyn”. Cómo Walt Otis (uno de los amigos de Glover) finge haber leído un libro cuando resulta obvio que no es verdad. Y Glover dice que ha estado en Checoslovaquia aunque en realidad sólo conoce unos cuantos clichés.
La parte mejor resuelta de la película me parece que es la historia de Glover y Jane. Al principio de la película Glover es abandonado por su novia Jane que se va a Praga con una beca. Los comienzos de su relación se cuentan a través de efectivos flashbacks en los que resulta clara la química entre los dos. Olivia d'Abo compone un atractivo personaje, aunque su costumbre de sacarse el aparato de los dientes durante las conversaciones me puso de los nervios. El final es agridulce y por una vez en la película sí evoca la sensación de nostalgia.

Una historia de Brooklyn (The squid and the whale)


La historia comienza en los años 80 con el divorcio de los Berkman, el padre profesor de universidad y escritor en declive y la madre escritora en ascenso. Ambos dicen querer la custodia compartida para pasar más tiempo con sus hijos. Sin embargo, en la práctica son muy torpes al tratar con ellos. El padre Bernard, habla con su familia igual que podría hablar en la sala de profesores. Pontifica sobre temas literarios y culturales, los hijos son meros receptores y la auténtica comunicación brilla por su ausencia. Además su carácter egocéntrico y competitivo le hace agresivo e incapaz de autocrítica. La madre ha tenido aventuras con otros hombres durante los últimos cuatro años, pero la ruptura sólo ha llegado cuando ha empezado a tener éxito como escritora. En dos escenas diferentes habla con cada uno de sus hijos sin dejar de mirarse al espejo, esta completamente abstraida por su carrera y su nueva relación, aunque les quiere apenás tiene tiempo para ellos. La película se centra en el efecto del divorcio sobre los hijos. Walt de 16 años se pondra del lado de su padre, mientras que Frank de 12 apoyará a su madre.
A pesar de que las infidelidades de Joan son la causa de la ruptura, el carácter pomposo de Bernard hace que tampoco se pueda sentir simpatia por él y culpar a Joan. Las culpas por el contrario parecen bastante repartidas porque los dos son seres humanos llenos de defectos y sin querer dañan a sus hijos. Lo que en principio parece un divorcio civilizado es ensombrecido por los intentos de manipulación de Joan y Bernard, especialmente de este último. Joan aparece durante toda la película lejana y demasiado triunfante como para ser rencorosa. Cerca ya del final de la película también ella dará rienda suelta a lo peor de sí misma.
Es una película parcialmente autobiográfica basada en el divorcio de los padres del director Noah Baumbach. Se han encontrado conexiones con “El guardián entre el centeno” (“The Catcher in the Rye”) de Salinger. Aparte de que Walt es un confuso joven igual que Holden Caulfield, la única similitud que les encuentro es su fascinación por el Museo de Historia Natural. Holden tenía la irritante costumbre de llamar practicamente a cualquiera que se cruzará en su camino farsante. Si hubiera conocido a Walt le hubiera nombrado farsante de la decada y por una vez tendría toda la razón. Walt repite como un loro los juicios literarios de su padre sin se molestarse en juzgar por sí mismo los libros de los que habla. Sólo quiere causar una buena impresión y crearse un aura de intelectual. Walt permanecerá ciego ante las evidentes flaquezas de su padre hasta prácticamente el final de la película. A mí me recuerda más a “The Ice Storm” de Ang Lee, en la que la moda “swinger” llega a la clase media americana y los padres buscan nuevas experiencias mientras sus hijos viven desorientados los cambios de la adolescencia.
Esta película me ha parecido interesante desde el punto de vista sociológico. He encontrado una entrevista en inglés que hace el escritor Jonathan Lethem al director Noah Baumbach.

http://www.bombsite.com/issues/93/articles/2763

NB Es divertido, escucho a gente referirse a la custodia compartida como un experimento fallido de los años 80. La primera vez que lo escuche yo pense, ¿De verdad? Aquello era simplemente la vida entonces.
JL (risa) Los métodos de nuestros padres han sido firmemente rechazados por la siguientes generaciones de padres bienpensantes. Pero no estoy convencido de que algo hermoso incluso no fuera alcanzado por toda aquella experimentación, sinceridad y desorden.
NB Siento lo mismo. Veo a amigos con sus niños y estoy impresionado por lo cariñosos que son como padres y como parecen tener el mejor interés de sus hijos en mente. La gente se ha referido a situaciones de la película como terribles. Y yo siento que no lo sé. No es tan malo.
JL No juzgas, por ejemplo, los intentos de los padres por ser honestos con los niños sobre lo que están pasando, la honestidad incluso a el nivel del absurdo y la incomodidad. Obviamente, a los 15 años no quieres oir mucho sobre las citas de tu madre. Pero ese impulso —el que es mejor tratar a los niños como iguales y ser auténtico con ellos— me formo, y lo atesoro. No es para ser burlarse o avergonzarse de ello completamente.
NB Estoy de acuerdo.

Esto hace pensar que después de todo, al menos en algunos casos como el de Baumbach esa infancia caótica no tiene porque dar resultados desastrosos.