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Bon appétit!

El otro día se me ocurrió cocinar lomitos para mí, mi novio y el resto de mi familia... Para qué! Quién me manda! Lo que comenzó como una divertida aventura culinaria terminó como la peor de las noches. Nunca les pasó tener personas a su alrededor que hacen lo que no deben y después te echan la culpa a vos?? Es de lo peor. Y yo no soporto eso, simplemente... exploto!!

La carne se puso dura porque mi novio la puso a cocinar antes que cortar el tomate, lavar la lechuga y preparar la sartén para hacer los huevos. Paso que se hizo antes de tiempo, y no había nada preparado, ni siquiera la mesa. Lo peor es que ni siquiera le había puesto sal a la carne. Y después la culpable de que la carne haya quedado dura fue mía! Me tuve que comer las cargadas de todos en la mesa.. como por ejemplo, "..uy, casi me parto un diente" o cosas por el estilo.

¿Por qué será que existen esos malditos días en que a uno le molesta absolutamente todo? Deberían prohibirse! Es que, uno lo intenta pero... llega un momento en que necesita explotar! Y para hacerme explotar a mi, por lo menos, no se necesita de mucho. Todos tenemos esos días en que queremos escondernos... o irnos a la mierda, literalmente. Todos tenemos esos días en que las personas que nos rodean nos resultan pobres idiotas (sí, no se hagan los santos, a veces uno piensa así). O esos días en que uno está deprimido... o "esos días" que sólo las mujeres sabemos lo que es soportarlos. También existen los días filosóficos (el mundo es un pañuelo, y nosotros somos los mocos...), los días de recordar (cuando salía con Fulanito... cuando estaba de novia con Menganito... realmente no me acuerdo que hice anoche... me acuerdo que me caí y me golpeé...), los días románticos (no puedo dejar de pensar en él... te extraño...), los días en que deseamos (que sea viernes, que sea viernes, que sea viernes...), los días optimistas (hoy, estoy linda...), los días pesimistas (soy gorda y fea...)... en fin, la vida está cargada de días especiales, pero por algún motivo está ese día que nos arruina el calendario, e
se maldito día en que no pegamos ni una. ¿Y qué hacer en esos momentos? Es difícil, pero sólo una cosa puede funcionar: sonreír, y seguir adelante. Enojarse no ayuda para nada. Como decía mi abuela, es doble trabajo: enojarse y desenojarse. Irse a dormir para despertar al otro día... mmm... puede ayudar, pero no no, esa no es la solución. Pedir a todos que te dejen sola... depende el ánimo, si yo estoy en esos días en que me molesta hasta el más mínimo sonido, es una buena idea hasta relajarme, pero tampoco bueno. Aprendí que hasta en el peor de los casos lo mejor es dar la cara al día pedorro que nos haya tocado vivir (porque, como dicen, si la vida te da la espalda, tocale el culo!).

La vida es una sola y mejor y más linda es, si sabemos disfrutarla.
Con el tiempo uno se da cuenta que no existe la receta perfecta para la comida perfecta... que no interesa si los bifes se quemaron y nada salió como uno lo pensó... que nunca se tiene todo preparado y a tiempo para sortear obstáculos y no cometer errores...
Se nos dan miles de oportunidades todo el tiempo.
Nosotros somos los chefs de nuestra vida. Mezclamos los ingredientes a nuestro gusto y tenemos la posibilidad de agregar condimentos si lo deseamos. Al final, el sabor de lo que hayamos conseguido será lo que perdurará como un recuerdo en este mundo. Si hicimos las cosas bien, el plato del chef será inolvidable; y si no las hicimos tan bien, también será recordado, pero nadie querrá probar de nuestro plato nuevamente. Nadie puede darnos la receta perfecta... creo que nadie la tiene todavía, pero podemos intentar encontrarla, para que cuando nuestro plato sea servido otros quieran imitarlo. Lo mejor es despedirse con un alegre: Bon appétit! Y ojalá no descubran el secreto... ojalá creen el suyo.

"El tiempo es demasiado lento para aquellos que esperan... demasiado rápido para aquellos que temen... demasiado largo para aquellos que sufren... demasiado corto para aquellos que celebran... pero para aquellos que aman, el tiempo es eterno". (Henry Van Dyke)