Novelas universitarias



Siempre me ha fascinado el sistema educativo inglés y americano. Dentro del inglés prefiero Cambridge y Oxford. ¿Qué puede ser mejor que una educación de calidad en un entorno de maravillosos edificios góticos?. En cuanto a las universidades americanas ¿qué decir? El número de norteamericanos que ha ganado el Premio Nobel por razones científicas es mayor que el del resto del mundo junto. Claro que George Bush Jr. fue a Yale, así que el sistema de admisión tiene que ser un poco particular.
Por eso entre otras razones soy muy aficionada a las “campus novels”, es decir, las novelas centradas en el microcosmos que es un campus universitario.Los pioneros del genero fueron Mary McCarthy con “The Grooves of Academe” (1952) en EEUU y Kingsley Amis con “Lucky Jim” (1954) en Reino Unido. Estas dos no se encuentran entre mis favoritas, a pesar de que otras novelas de Mary McCarthy me gustan mucho. Prefiero las de David Lodge. “Intercambios” (1975) esta llena de humor, aunque tiene un personaje Morris Zapp que representa junto con Howard Belsey de “Sobre la belleza” (“On Beauty” 2005) todo lo peor del académico universitario. Se les puede aplicar lo que Franny de “Franny y Zooey” de Salinger decía de los section man “El caso es que si se trata de un curso sobre Literatura Rusa, por ejemplo, entra, con su camisita de cuello abotonado y su corbata de rayas, y se pone a machacar a Turguenev durante media hora. Luego, cuando termina, cuando ya te ha destrozado a Turguenev empieza a hablar acerca de Stendhal o alguien sobre el cual hizo su tesis de licenciatura. En mi facultad, el Departamento de Lengua Inglesa tiene, como diez suplentes que van por ahí destrozándolo todo, y son tan brillantes que apenas pueden abrir la boca... y perdona la contradicción”. En fin, representan a los que sobreanalizan y descontextualizan de tal forma que arruinan la experiencia reveladora del arte y la lectura para sus alumnos.
Otras interesantes novelas centradas en un campus son “Amor y amistad” (1962) y “Asuntos exteriores” (1984) de Alison Lurie e “Instalado en la cresta de la ola” (“The History Man” 1975) de Malcolm Bradbury.
También hay campus novel que se centran en los alumnos. Una de las más conocidas es “El secreto” (“The Secret History” 1992) de Donna Tartt que se hizo amiga de Bret Easton Ellis cuando ambos estudiaban en Bennington College. En “Las leyes de la atracción” (1987) también ambientada en una universidad Easton Ellis hace referencia a “El secreto” cuando menciona un grupo de estudiantes de clásicas sospechosos de llevar a cabo rituales paganos.

Los hipócritas de Oxford

"La verdad os hará libres, pero también os hará… profundamente antipáticos”. Así rezaba el lema de un club secreto que funcionaba en la Universidad de Oxford hace medio siglo. Sus miembros, que se hacían llamar Los Grandes Hipócritas, defendían este rasgo el carácter humano como una virtud máxima..Naturalmente cabe pensar que tal idea era solo producto de la excentricidad habitual entre estudiantes elitistas, pero lo cierto es que se tomaron la molestia de escribir toda una panegírico de la hipocresía social a la que consideraban como expresión del más alto sofisticamiento y buena educación. Un rasgo que le impedía que las personas fueran por ahí expresando sus más intimas (y casi siempre desagradables) opiniones sobre el prójimo. Ellos opinaban que la hipocresía social era un factor que mas diferenciaba al hombre de las bestias y por tanto, un producto de su mejor inteligencia” (...)Carmen Posadashttp://www.carmenposadas.net/articulos-ficha.php?articulo=18

Los estetas de Oxford
Evelyn Waugh (1903-1966) fue miembro del Club de los Hipócritas junto con Harold Acton, Hugh Lygon y Brian Howard. El ambiente de Cambridge (el grupo de Bloomsbury y los Apóstoles) era más izquierdista que el de Oxford. Waugh estuvo influido por los estetas del club de los Hipócritas que pese a us espíritu innovador en cuanto a las artes, nunca fueron políticamente críticos. Adam Carr asegura que si Waugh hubiera estudiado en Cambridge en lugar de en Oxford hubiera sido un escritor diferente y no nos hubiera dado Brideshead.
Waugh fue el autor de su generación que mejor supo reflejar el ambiente de Oxford de los años 20 en Brideshead Revisited. Muchos de los personajes que aparecen en la novela fueron inspirados por amigos suyos, Lord Sebastian Flyte esta basado principalmente en Alastair Graham (1904-1985), aunque el entorno aristócratico, la casa y las circunstancias familiares corresponden a Hugh Lygon (1904-1936). Lygon era uno de los dos estudiantes de Oxford que llevaba un oso de peluche igual que Sebastian, el poeta John Betjeman (1906-1984) era el otro. Lygon murío prematuramente en un accidente de coche en Alemania.
Evelyn Waugh niega que el personaje de Anthony Blanche este basado en Harold Acton (1904-1994), aunque existen similitudes entre ellos como la educación en un entorno cosmopolita y una forma particular de hablar. También Blanche recita “La tierra baldía” de T. S. Eliot con un megáfono desde un balcón de Oxford igual que hizo Acton en su día.
Waugh escribiría en su autobiografia que Acton era “Delgado, de aspecto levemente oriental, hablaba arrastrando las vocales con una resonancia y un vocabulario peculiares derivados a partes iguales de Nápoles, Chicago y Eton; se propuso llevar a cabo la demolición en toda regla de los estetas de estilo tradicional, que aún sobrevivían aquí y allá, en el crepúsculo de fin de siglo, así como llevarse por delante a los sencillos amantes de la naturaleza, los cantantes de canciones tradicionales, los excursionistas y los tediosos sucesores de los poetas “georgianos”. (...) Harold trajo consigo el aire de los conocedores de Florencia y los innovadores de París, de Berenson y Gertrude Stein, de Magnasco y T.S. Eliot; sobre todo, trajo el aire de los tes Sitwell, objetos primeros de su admiración y de su aprecio personal.”Evelyn Waugh sostenía que el modelo de Blanche era Brian Howard, amigo de Acton en Eton y Oxford. Nacido en Inglaterra de padres americanos Brian Howard (1905-1958) destaco desde su época de estudiante en Eton, pero su carrera literaria no llego a despegar debido a las drogas y el alcoholismo. Howard como su amigo Acton era homosexual y tuvo un amante alemán con el nombre de Toni (nombre que Waugh le dio también al compañero alemán de Sebastian Flyte en “Brideshead Revisited”). Termino suicidandose tras la muerte accidental de su amante.
Waugh diría de él que “A los diecinueve años poseía arrojo e insolencia, y era vistoso, además de tener un verdadero don para las invectivas y la charla desenfadada, mucho más brillante que el de Robert. La suya era una suerte de ferocidad en la elegancia, más propia del romanticismo del siglo anterior que del nuestro. Estaba loco, era malo y peligroso de tratar.”

Los apóstoles de Cambridge

Los apóstoles de CambridgeThe Cambridge Apostles, también conocida como Cambridge Conversazione Society, es una sociedad secreta fundada en 1820. El origen de su nombre se debe al número de sus fundadores, doce. Es un grupo de debate que se reune una vez por semana, tradicionalmente los sabados por la tarde. Uno de los miembros prepara una charla sobre un tema, que es debatido más tarde.
La sociedad empezo a ser conocida a principios del siglo XX por la pertenencia de Bertrand Russell (1872-1970), E.M. Forster (1879-1970), Lytton Strachey (1880-1932) y John Maynard Keynes (1883-1946), todos ellos miembros también del grupo de Bloomsbury .

Los espias de Cambridge
Más adelante los apóstoles volvieron a ganar notoriedad gracias a dos de sus miembros Anthony Blunt y Guy Burgess, ambos homosexuales y espias que pasaron durante años información al KGB infiltrados en la altas esferas británicas junto con Donald MacLean, Kim Philby y John Cairncross (los cinco de Cambridge). Esta historia tiene un particular interés por el misterio que rodea la traición. ¿Qué pudo llevar a estos cinco jovenes de origen privilegiado a traicionar a su país?. Las razones se podrían rastrear en la fuerte corriente antifascista que se vivía en la universidad en los años 30 unida a una visión idealizada de la Unión Sovietica.
Guy Burgess (1911-1963) es descrito por sus amigos como una personalidad que fascinaba por su atrevimiento y su brillante conversación. En 1951 Burgess acompañado de MacLean escapó a la Unión Soviética empaquetando solamente su frac y las obras completas de Jane Austen (pese a todo me cae bien aunque sólo sea por esa fijación austeniana). Parece ser que no se adaptó muy bien a su nueva vida y a diferencia de MacLean no se molesto en aprender ruso. Murió alcoholizado a los 52 años.
“Another Country” (1984) protagonizada por Rupert Everett y Colin Firth esta basada vagamente en la vida de Guy Burgess en Eton. El personaje de Firth podría estar inspirado por Julian Bell (1908-1937), amigo de Blunt y Burgess y sobrino de Virginia Woolf que murió en la Guerra Civil Española. Por cierto, que los dos actores no se cayeron muy bien en esta su primera película juntos. Everett encontraba a Firth muy serio y políticamente concienciado y asegura que cantaba canción protesta y llevaba sandalias y Firth por su parte dice que consideraba a Everett demasiado sofisticado y que le hacia sentirse excluido. Tuvieron que pasar 18 años para que se hicieran amigos rodando “La importancia de llamarse Ernesto” (2002) y “St Trinians” (2007).
“Another Country” no ofrece una teoria convincente que justifique la defección de Guy Burgess (llamado Guy Bennet en la película), pero si muestra los entresijos de un “public school” inglés. Para los interesados en el sistema educativo que forjaba hombres para el Imperio también en muy ilustrativa la tercera parte del libro “Enemigos de la promesa” de Cyril Connolly donde detalla su estancia en Eton.
La historia de los cuatro también ha dado lugar a una serie “Los espias de Cambridge”, más cercana a la realidad que “Another Country”. Resulta particularmente interesante la relación de Anthony Blunt (1907-1983) con la reina madre (Imelda Staunton). Blunt, prestigioso experto en arte llego a ser nombrado conservador de la colección real y elevado a la categoria de Sir (títulos de los que sería despojado al desvelar Margaret Thatcher su traición en 1979). Murió tres años después de ser desvelado su secreto.
En la foto una escena de la serie y a la derecha Guy Burgess.

Citas comentadas de Howards End


-Tanto tú, como yo, como los Wilcox, vivimos sobre el dinero como sobre una isla. Está tan segura bajo nuestros pies que olvidamos su misma existencia. Sólo cuando vemos tambalearse a alguien junto a nosotros nos damos cuenta de lo que significa una renta. Ayer noche, mientras hablábamos aquí, junto al fuego, yo empecé a pensar que el alma del mundo es la economía, y que el abismo más profundo no es la falta de amor, sino la falta de dinero.(...) Pero Helen y yo deberíamos recordar, cuando sentimos la tentación de criticar a los demás, que ambas vivimos sobre esas islas, y que la mayor parte de las personas viven bajo la superficie de las aguas. Los pobres no siempre pueden alcanzar a las personas que aman y difícilmente pueden huir de aquellos a quienes ya no aman.
Creo que Margaret tiene razón, solamente a partir de la seguridad económica se puede empezar a pensar en las necesidades de autorrealización a las que se refería Maslow en su pirámide. Si no sabes si vas a comer mañana, sólo piensas en eso.
La segunda parte me recuerda el comienzo de “El gran Gatsby” cuando el narrador dice que su padre le dio un consejo que ha seguido siempre “Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien –me dijo- ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas...”.
-Insisto –prosiguió Margaret con una sonrisa-, y no lo digo con intención didáctica. Me limito a expresar lo que pienso. Yo creo que durante los últimos cien años los hombres han desarrollado el deseo de trabajar y no hay que dejar que ese deseo se extinga. Es un deseo nuevo. Muchos lo consideran malo, pero es bueno en sí mismo y espero que pronto el “no trabajar” sea algo tan sorprendente para las mujeres como el “no estar casada” lo era hace un siglo.
-No tengo experiencia respecto a este profundo desea a que aludes –enunció Tibby.

Por una vez estoy en desacuerdo con Margaret, yo como Tibby tampoco tengo experiencia respecto a ese profundo deseo. La vida de los ociosos aristócratas franceses del siglo XVIII me parece mucho más deseable. Dedicados al arte de la conversación, la escritura de cartas, las fiestas y las relaciones peligrosas. Si nos ponemos más revolucionarios y utópicos también tenemos a Paul Lafargue, el yerno de Karl Marx. Lafargue en su libro “El derecho a la pereza” defiende como derecho del proletariado el ocio que es lo que realmente nos realiza. Por ingenuas e irrealizables que sean las propuestas del libro, la idea que subyace de reducir la jornada laboral gracias a las maquinas resulta muy apetecible. Y revolucionaria también, porque incluso en España ha calado la ética calvinista y los ricos ociosos son mirados con disgusto desde púlpitos de virtud. No comparto ese disgusto, si me tocará la lotería yo tampoco trabajaría mucho.

Disgresiones en torno a Howard's End


La cultura como medio o como fin en sí misma es un tema muy sugerente en Howard's End. Para Leonard Bast la cultura no es sólo un medio de avance social, también parece guiarle un ideal romántico de búsqueda de la belleza. Espera la revelación de algo más profundo a lo que piensa sólo tienen acceso los que disponen de dinero y tiempo de ocio. Leonard por el contrario se siente limitado por su falta de tiempo y recursos para cultivarse.
Actualmente el aprendizaje es más fácil que nunca para el autodidacta. Se pueden tomar prestados libros, cds y dvds gratis en las bibliotecas públicas, acudir a exposiciones y museos también gratuitamente o con reducciones algún día por semana. Sin embargo, ya no hay tantos Leonard Bast en la clase trabajadora porque el reconocimiento social que hoy se deriva de la cultura es escaso.
Por ejemplo, el acceso a la universidad que hace pocos años era la común aspiración de muchos como forma de progresar en la vida, ya no lo es. Un título universitario no equivale ya a un pasaporte a un trabajo seguro y bien remunerado, ni siquiera es ya un seguro contra el desempleo. Y el conocimiento actualmente es sólo reconocido cuando sirve a un uso. Los medios de comunicación incitan al consumo, el valor supremo es el éxito entendido como consecución de bienes materiales. El conocimiento ya no es un valor importante en sí mismo.

Howard's End y Bobos en el paraísoTambién es interesante notar el cambio que se ha producido en la clase intelectual y empresarial desde principios del siglo XX. En “Bobos en el paraíso” (Bobos in Paradise) David Brooks describe las nuevas elites que aunan lo burgués y lo bohemio (bohemian-bourgeois). Eso no significa que no existan Wilcox, sino que una parte importante de las nuevas elites no se resigna a ser considerada materialista y carente de sensibilidad. Estos bobos surgidos de la meritocracia, fueron rebeldes en la universidad y mantienen algunos de sus viejos valores. Se distinguen por su consumo apostando por la sencillez y la sostenibilidad ecológica, aunque estos gustos pueden ser también muy caros. Dan más importancia a la creatividad dentro de la empresa y a la vez mantienen los ideales de disciplina y productividad. ¿Se trata quizás de lo que Forster llamaba “conectar”?.