Cuando me preguntan por ti les cuento que no sé nada. Que formas parte de mi cajón de cosas olvidadas. Y entonces me recuerdan que nos podíamos pasar horas al teléfono sin decirnos nada. Sonreiré y les reproduciré alguna de tus imitaciones y no podré evitar reirme y reirme hasta que sienta que se me acaba el aire y piense que me voy a morir de risa como aquella vez frente a ti. Cuando me mirabas de esa manera intensa, orgulloso de parecerme tan divertido. Y entonces recordaré lo que pasaba después, pero me lo guardaré para mí y lo único que podrán ver será el brillo en los ojos. Entonces me mirarán con preocupación y murmurarán esa frase que tan cansada estoy ya de escuchar: “no lo has olvidado” ♥