La vida es muy dura. Especialmente la nuestra. Comemos todos los días, tenemos una casa donde dormir, coche, nuestros hijos van al colegio, viajamos, tenemos calefacción en invierno, y aire acondicionado en verano, vacaciones... un horror!
Hace muchos años, mis tíos trajeron en verano a dos niñas saharauis. Después de estar unos meses aquí, tenían que volver a su casa. Mis tíos querían hacerles un regalo para que se lo llevaran con ellas. Cuando les preguntaron qué querían, las dos niñas señalaron al grifo.
Nos quejamos de vicio. Siempre buscamos y encontramos algo por lo que quejarnos. Eso sí, con calefacción en invierno y aire acondicionado en verano.
Leo en un libro de Valdano que el entrenador Carlos Bilardo solía decir que cuando se sentía mal, visitaba un hospital, y si seguía mal, visitaba un cementerio.
Tampoco me puedo olvidar hoy de la enseñanza sufí:
- Maestro, estoy desmotivado. ¿Qué puedo hacer?
- Motivar a otros.
Quejarse menos y actuar más.
Quejarse menos y actuar más.