Haz lo que ames.
Eres más capaz de lo que piensas. Genera cambios, no excusas. Descubre tus superpoderes. La vida es más rica cuando somos y hacemos cosas diferentes. Vive. Juega. Explora. Cuanto más uses tu creatividad más tendrás. No necesitas suerte, necesitas moverte. No te centres en decisiones correctas o incorrectas. CREA LA VIDA QUE QUIERAS VIVIR. Despacio, tómate tu tiempo. No tengas miedo a elegir. Equivocate mucho. Sigue tu pasión. Sueña. Crea, crea, crea. Eres lo que amas. Busca la plenitud, no la felicidad. Piensa con tu corazón.
Love letter (VI)
14/03/2012
Parte VI
Burbujas de amor.
¿Te acordás cuando decíamos que el mundo nos resbalaba? Nada nos importaba, eramos nosotros y nadie más, escondidos, encerrados, protegidos dentro de un mundo creado por nosotros, para nosotros. Nos amábamos mucho.
Parte VI
Burbujas de amor.
¿Te acordás cuando decíamos que el mundo nos resbalaba? Nada nos importaba, eramos nosotros y nadie más, escondidos, encerrados, protegidos dentro de un mundo creado por nosotros, para nosotros. Nos amábamos mucho.
Dentro de ese mundo, vos me regalaste una estrella, ¿te acordás? Se llamaba Angus, y decíamos que ibamos a vivir ahí cuando nos muramos, e ibamos a seguir siendo tan felices como siempre. A lo mejor en la muerte podamos estar juntos. Es la estrella más brillante del cielo. En realidad no es una estrella, es un planeta, Venus, pero eso no importa. Era nuestra estrella, y nada importaba. Sólo basta verla en las noches de estrellas para acordarme de vos. Cuando me la regalaste todavía me amabas con ese amor de los primeros meses, único. Es por eso que me gusta tanto verla. Siento que es lo único que todavía brilla en lo que alguna vez fuimos.
Nuestra burbuja se pinchó. O la pinchamos. O nos la pincharon. Todavía no me pongo de acuerdo conmigo misma de cómo fueron los hechos. Lo cierto es que ya no existe ni va a volver a existir otra igual. Era única, era nuestra. ¿Qué pasó Agus? Pensé que iba a durar para siempre.
Cuando te conocí mi intuición no me falló, sabía que ibas a estar conmigo. No pensé que te fueras a cansar tan rápido. Ahora ya no tengo intuición, la perdí para siempre. Perdí el poco olfato que me quedaba, se me pinchó junto a nuestra burbuja. Se me fue al carajo la intuición femenina. A lo mejor algún día vuelve. Pero es todo tan improbable que ya no confío en nada.
No sólo se pinchó nuestra burbuja de amor. Se pincharon mis sueños, mis metas, mis anhelos. Se pinchó mi vida. Dejé de existir. ¿Sabes con que soñaba? Soñaba en casarme con vos, en tener hijos tuyos, en vivir con vos para toda la vida, en cuidarte cuando seas viejito… en viajar por todo el mundo a tu lado, en dormir en la misma cama, en poder abrazarte y besarte todos los días de mi vida. Soñaba con vos todo el tiempo, y ahora también lo sigo haciendo, pero no de la misma forma. Antes te tenía conmigo, entonces soñaba con deseos. Ahora que no te tengo, sueño que te tengo y al despertar me doy cuenta que no es así, y el sueño se me transforma en pesadilla. La vida no se me ha hecho fácil sin vos. Extraño mucho todo lo que eramos. Y aunque sufra y te deje ir, siempre va a haber adentro mío una pequeña esperanza de recuperarte, de tenerte a mi lado de nuevo y construir la burbuja de nuestros sueños nuevamente. Si la construimos de nuevo, no la hagamos de jabón como la última vez, la hagamos fuerte como la casa del tercer chanchito (de ladrillo).
No sé que va a pasar Agus. Tampoco quiero saberlo. Quiero hablarte, decirte lo que siento, darte mis cartas, darte un beso, abrazarte y despedirme. Si en algún momento tenemos que estar juntos, el destino va a encontrarnos como sea, el amor puede ser más fuerte que cualquier otra cosa. Yo voy a estar sola, esperando, pero sin esperar nada realmente.
No quiero olvidarte, sólo quiero sanar este dolor que siento. Para sanarlo te necesito a mi lado, y al no poder ser así, prefiero dejarte ir y curarme sola, lamer mis heridas hasta que cierren. Me encantaría poder estar a tu lado, no sabes lo mucho que te amo. Ojalá estés bien, seas feliz y encuentres lo que buscás. Pensé que yo podía darte eso que buscabas, pero me equivoqué. Si algún día querés llamarme, podés hacerlo, pero prefiero no verte si puedo evitarlo. Espero que me entiendas algo, un poquitito de cómo me siento. Te amo demasiado. Si algún día decidís volver, yo estoy dispuesta a cualquier cosa. Pero no me hagas llorar más, Agus. Mi corazón no puede más.
Siempre voy a ser tuya.
Love letter (V)
14/03/2012
Parte VEste es el presente, Pichiruchi.
Eso me dijiste la última vez que te escribí una carta, que te la mandé al e-mail. Me lo tomé como un: bancatela Ani, esto es lo que elegiste. Y si, eso es lo que estoy haciendo. Sobreviviendo en este triste presente que lamentablemente es consecuencia de mis impulsos de loca. Pero realmente, ¿sabes como es mi presente Agus? ¿Tenés una idea de lo que estoy viviendo, de lo que estoy sufriendo? ¿Te importaría saberlo?
¿Cómo te sentirías si de repente todo lo que siempre quisiste se pierde? Muy mal, ¿no? ¿Llorarías? Por supuesto que llorarías. ¿Te dolería? Como nunca. ¿Lo extrañarías? Demasiado. ¿Te gustaría recuperarlo? Con todas las fuerzas del mundo. ¿Serías capaz de cualquier cosa? Por supuesto. ¿Y si eso que tanto querés no quiere volver? Llorarías de nuevo. ¿Serías capaz de dejarlo ir? Imposible. ¿Y si no queda otra salida? Así sea que te estés muriendo, harías lo que sea si al otro le hace bien.
Es lo que estoy haciendo ahora, mi Agus, te estoy dejando ir, te dejo ser libre. Te doy mi libertad, te libero de mi amor, de mi presencia, de mis llamadas, de mis mensajes, te libero de la Ani pesada que conociste, de la novia hartante que te comía a besos y te escribía muchas cartas lindas y te regalaba chocolates. Te libero de este dolor que te hizo tan mal, te libero de mí para el resto de tu vida. No vas a tener que verme más, ni saludarme, ni ponerte de mal humor. No vas a tener que soportarme más. Te dejo ir porque te amo, te amo con todo mi corazón. Te dejo ir porque es lo que vos querés hacer, irte, alejarte. Y aunque me esté muriendo por dentro, y piense que soy capaz de cualquier cosa por tenerte conmigo de vuelta, que te voy a amar para toda la vida porque sos el amor de mi vida y mi hombre, el hombre que yo elegí amar, el hombre que siempre quise para mi vida… te dejo ir.
Mi presente es una agonía, un dolor constante que no me puedo despegar. Me desgarra el alma dejarte ir, me desgarra el alma el saber que no voy a volver a verte nunca más. A lo mejor estoy exagerando y alguna vez te cruzo por ahí. Pero no va a ser lo mismo, porque nunca voy a verte con otros ojos que no sean de amor. Estoy muy cansada. No tengo ganas de hacer nada. No sé de donde sacar fuerzas.
Siento que ya no tengo futuro porque todo mi futuro estaba planeado al lado tuyo. Toda mi vida estaba atada a la tuya. Y ahora, sólo hay incertidumbre. Mi futuro es un gran signo de pregunta, un gran interrogante. Ya no entiendo nada, ni quiero entender. Sos mi pasado completo Agus, antes de vos no recuerdo nada. Mi vida empieza a partir del día en que te empecé a amar, lo de antes no tiene importancia.
Mi presente es aburrido. Salgo con mis amigos pero no disfruto. Estoy pendiente a ver si salís, a ver si te encuentro… en que estarás haciendo. Bailo, pero ya no tengo sentimiento ni pasión, se me fueron todas las ganas de querer sentir algo. Ya no abrazo a mis amigas, ya no le digo a nadie que lo quiero. No me interesa demostrar cariño, no me interesa amar a nadie. No tengo interés en nada que no seas vos, Agus. Ni siquiera puedo dormir en paz, porque en mis sueños también estás. Estás en todos lados y al mismo tiempo no estás en ninguno. Te me escapás, no sé como retenerte. Te pierdo en la oscuridad de la noche, ya no te veo, no puedo agarrarte. Te perdés entre las sombras, entre las personas de este mundo, poco a poco vas desapareciendo. Y lloro más, no puedo contenerme. Lloro todas las noches buscando una señal de que todavía no te fuiste, de que todavía no te vas. Pero no encuentro nada. Me estoy consumiendo en un fuego lento, y sólo están quedando cenizas. Cenizas de lo que fuimos, cenizas de lo que fuiste, de lo que fui. No te vayas Agus, esto no puede terminar así. Este amor no puede haber durado tan poco. ¿O habrá sido tan intenso que nos quemó por completo? No me dejes Agus, te necesito a mi lado. Ya no sé que hacer para estar bien. Pienso en vos y lloro. Mi cuerpo entero te extraña, mi cuerpo entero te reclama.
Basta. No puedo más. No puedo seguir viviendo de esta manera. Me voy a volver loca. Prefiero morirme ahora antes que seguir sufriendo. Sé que es más fácil darse por vencido que pelear, pero sé que voy a perder de todos modos. No sé que estoy esperando que pase, un milagro. Quiero morirme Agus, ya no quiero seguir viviendo de esta manera, ya no quiero.
Love letter (IV)
Parte I - Parte II - Parte III - Parte V - Parte VI
14/03/2012
Parte IV
Perdóname, me equivoqué.
No hice las cosas bien. Mi carácter atolondrado me ganó de antemano. Mi cabeza se antepuso al corazón, no sé como esa maldita hizo para ganarle. Se me nubló la vista, la razón y el corazón quedó amordazado. Mi cuerpo se puso frío, helado. Ya no tenía sangre en las venas. Me estaba congelando, me estaba endureciendo sin poder hacer nada. No sé qué pasó. Fue un momento de locura, de inconciencia, de confusión. Viéndolo ahora, después de pasados tres meses de ese momento, no tengo palabras para explicar lo que me pasó. Creo que simplemente me enfermé, mi alma enloqueció, el corazón se me durmió y la maldita cabeza me jugó una mala pasada. No quería entrar en razón. No recordaba el amor, no sentía amor. Lo tenía olvidado en el corazón, apagado en las venas, mal distribuido por todo mi cuerpo. Necesitaba un shock de energía, pero no quería uno tan grande como éste que me dieron. Más que energía, este shock me terminó por destruir. Me dejó en agonía, llena de dolor, exhausta, agotada. Si no hago algo rápido voy a morir de tristeza, de desconsuelo, de desesperación.
14/03/2012
Parte IV
Perdóname, me equivoqué.
No hice las cosas bien. Mi carácter atolondrado me ganó de antemano. Mi cabeza se antepuso al corazón, no sé como esa maldita hizo para ganarle. Se me nubló la vista, la razón y el corazón quedó amordazado. Mi cuerpo se puso frío, helado. Ya no tenía sangre en las venas. Me estaba congelando, me estaba endureciendo sin poder hacer nada. No sé qué pasó. Fue un momento de locura, de inconciencia, de confusión. Viéndolo ahora, después de pasados tres meses de ese momento, no tengo palabras para explicar lo que me pasó. Creo que simplemente me enfermé, mi alma enloqueció, el corazón se me durmió y la maldita cabeza me jugó una mala pasada. No quería entrar en razón. No recordaba el amor, no sentía amor. Lo tenía olvidado en el corazón, apagado en las venas, mal distribuido por todo mi cuerpo. Necesitaba un shock de energía, pero no quería uno tan grande como éste que me dieron. Más que energía, este shock me terminó por destruir. Me dejó en agonía, llena de dolor, exhausta, agotada. Si no hago algo rápido voy a morir de tristeza, de desconsuelo, de desesperación.
Si tuviera que explicar quién fui en esos días, no sabría decirlo. Ni yo me acuerdo, ni me reconocería viéndome desde afuera. ¿Cómo pude ser tan fría? ¿Cómo pude ser tan estúpida? Sé las razones que tuve, pero realmente no las entiendo. Ahora sé porque él no me entendió nunca. Ni siquiera yo sabía muy bien el por qué de esa decisión. Creo que mi alma estaba agotada, necesitaba un poco de paz, de tranquilidad… ¿cómo iba a estar bien con el Agus si no estaba bien conmigo misma? Entonces el alma y el corazón, cedieron el dominio de mi persona a la razón. Lógica como es, pensó que lo mejor era separarme por un tiempo y reflexionar, renovarme, recargarme y volver con toda. A mí me pareció una buena idea. Y no lo hubiera hecho nunca de no creer que era lo mejor para él y para mí. Me equivoqué, lo sé ahora después de pasado el tiempo. Tendría que haber luchado, tendría que haber seguido adelante, como lo hice siempre a pesar de todo. Pero mi corazón no iba a soportar otra batalla más. Viene luchando desde hace mucho tiempo, desde el día en que lo conocí a él. Luchando no por amarlo, sino por hacerlo feliz, por evitar que se fuera. Bajé los brazos en una batalla y perdí en la guerra. Perdí como la peor, como la más cobarde. Me crucé de brazos sin hacer nada. Y ahora que ya terminó la guerra y que él no quiere estar más conmigo para ayudarme, me siento desolada, en medio de un campo de enfrentamientos, rodeada de tristeza y de muerte. Y ese halo de melancolía me tiene envuelta. No puedo despegarlo de mi cuerpo, no sé cómo.
No me vas a perdonar nunca Agus, lo sé. Veo que no tenés intención alguna de volver a estar conmigo. Te perdí para siempre. Me hubiese gustado que me recordaras peleando por tu amor, y no hecha un ovillo llorando. Pero esta es la Ani que conociste, con sus fortalezas y debilidades. Si tan sólo volvieras a su lado, la harías la persona más feliz del mundo otra vez. Recuperaría el arsenal de batalla e iría por el mundo enfrentando a todos y a todo, como antes, como al principio, sin darme por vencida. Aunque lo cierto es que ya no quiero pelear. No quiero más batallas, quiero paz… Si volvieras a mi lado, ya no habría batallas, porque ya habríamos ganado todas. Sólo habría amor y tranquilidad. Haríamos el amor, basta de guerras.
No va a ser suficiente decirtelo ni mil veces… perdoname, me equivoqué. Quería estar sola para estar bien, y no me di cuenta que te estaba dejando solo a vos. No me porté como debería portarse una novia. Algún día a lo mejor logres comprenderme, y perdonarme del todo. Yo me llevo los mejores recuerdos tuyos, Agus. Ojalá encuentres a alguien que te ame mucho y seas muy feliz. Esta vez te lo digo con sinceridad. Acordate que una pareja necesita de las dos personas, si o si, otra no hay. Y si alguna vez ella te dice que quiere estar sola, no la dejes, no la abandones ni muerto. No te rindas Agus, yo sé que vos podés dar más de todo lo que me diste a mí. Sé que en tu corazón hay más amor de lo que te imaginás. Yo abrí mi corazón y me equivoqué, pero no tengas miedo, a vos no te va a pasar lo mismo porque sos más fuerte que yo. Perdón, ojalá todo esto terminara bien.
Love letter (III)
Parte I - Parte II - Parte IV - Parte V - Parte VI
14/03/2012
Parte III
Amo como ama el amor.
El día que me propuso ser su novia me empecé a reír como tonta, me tenté. Por nervios, claro está. No esperaba que me preguntara eso nunca. Para mí él era mi amor platónico, mi amor imposible. Lejano, muy lejano, como la luna y las estrellas. Me regaló una rosa y me dijo que me amaba, que quería estar conmigo. Todavía guardo esa rosa, con la fecha 4/09/09 atada en el tallo. Guardé esa y otras rosas más que él me regaló, todas con sus fechas. Las atesoro como si fueran de cristal en una caja. Es que esas rosas, los peluches sobre mi cama y dos o tres cartas son todo lo que tengo de él. No me dejó nada, y se llevó todo de mí.
14/03/2012
Parte III
Amo como ama el amor.
El día que me propuso ser su novia me empecé a reír como tonta, me tenté. Por nervios, claro está. No esperaba que me preguntara eso nunca. Para mí él era mi amor platónico, mi amor imposible. Lejano, muy lejano, como la luna y las estrellas. Me regaló una rosa y me dijo que me amaba, que quería estar conmigo. Todavía guardo esa rosa, con la fecha 4/09/09 atada en el tallo. Guardé esa y otras rosas más que él me regaló, todas con sus fechas. Las atesoro como si fueran de cristal en una caja. Es que esas rosas, los peluches sobre mi cama y dos o tres cartas son todo lo que tengo de él. No me dejó nada, y se llevó todo de mí.
Los primeros días de novios fueron perfectos. No sabía como hacer para no extrañarlo tanto. Y después de tanto tiempo, nunca aprendí a no extrañarlo. Me encantaba estar entre sus brazos, sentir sus brazos alrededor de mi cintura, su cabeza sobre mi hombro, sus labios en mis mejillas… me sentía protegida, segura, fuerte. Me sentía feliz. No podía pedir más nada, él era todo lo que quería. Y quiero.
No sabía que un ser humano podía amar de esa manera. No sabía que yo podía amar de esa manera. Esta manera, que me persigue hasta el día de hoy. No sabía que el amor podía crecer tanto todos los días. Y nunca pensé que alguien me fuera a amar como él me amaba. ¿Qué pasó? Será que no solamente necesitamos amor. Yo sí, es lo único que pido. Amor. No me importa más nada. Si al mundo le gusta, bien, y sino que se vayan a freír churros. ¿Por qué le cuesta tanto entenderme? No tiene que entenderme, tiene que aceptarme tal cual soy.
Él dice que la Ani que conoció no es la misma Ani que soy ahora. A lo mejor cambié en mi forma de pensar, en mi manera de ver el mundo. A lo mejor maduré en algunas cosas, y en otras no. Yo no sé como me ve él, no tengo idea. Para mí siempre fui la misma, a veces más vaga, a veces con más voluntad, pero siempre la misma. Volada, atolondrada, bruta, sencilla y sensible. La Ani que todos conocen. Lo único que no ha cambiado en estos años es la forma en que yo lo amo a él. No sé por qué, pero cada día lo amo más, así sea que no esté conmigo. Lo amo como jamás amé a nadie, y como jamás volveré a amar a otro ser humano. Él se va ahora, y se lleva consigo toda mi vida, mi alma y una parte inmensa de mi corazón, irremplazable. Me siento condenada a vagar por esta vida con la mitad de mi ser, buscando a tientas consuelo en otras personas, felicidad en donde no la hay y amor donde no existe. Perderlo a él, es perderme a mí misma, es dejar de ser la Ani de siempre y convertirme en esto que soy ahora, una piltrafa de melancolía, depresión y desesperación, esperanzada de encontrar en algún momento un rayito de sol que me de tibieza, unos brazos fuertes que me protejan, una mano bondadosa que me acaricie, una boca que sacie mi sed de amar, un alma inmensa que pueda alcanzar también para mí en reemplazo de la que perdí, un corazón sano que pueda ayudarme a arreglar el mío, un hombre que sea capaz de amarme sin importarle nada ni nadie. Yo sentía todo eso cuando él estaba conmigo, cuando era mi novio y era mío, sólo mío y de nadie más. Me sentía completa, llena de vida, de energía. Me sentía feliz.
Lo amaba como amo a la vida, como amo al mundo. Lo amo. Ni siquiera puedo decirle que lo amo por temor a que no me escuche, a que no me crea, a que me rechace. ¿Adónde se va todo el amor que uno tiene dentro y no puede demostrarlo? ¿Adónde termina? Yo me siento ahogada de tan llena que estoy. Necesito sacarlo, escupirlo de alguna manera. Lo amo porque no tengo otra opción, lo amo porque quiero amarlo, porque estoy enamorada de él y no tengo otra explicación. Quisiera no haberlo perdido nunca y amarlo hasta morir. Lo amo en la forma en que aman los locos. Daría mi vida por él, tan sólo porque lo amo. Lo amo en la forma en que aman los cobardes, sin poder decir nada, con miedo de tenerlo, con miedo de perderlo. Lo amo con dolor, lo amo con mi vida, con mi alma. Lo amo porque simplemente no existe otro hombre en este mundo para mí. Él lo es todo.
“Amo como ama el amor. No conozco otra razón para amar que amarte. ¿Qué quieres que te diga además de que te amo, si lo que quiero decirte es que te amo?” Fernando Pessoa.
Love letter (II)
Parte I - Parte III - Parte IV - Parte V - Parte VI
14/03/2012
Parte II
El encuentro.
14/03/2012
Parte II
El encuentro.
El día que lo vi por primera vez no le presté mucha atención. Era una tarde de verano, en la que yo había salido a caminar con mi familia. Lo único que podía recordar de él era su pelo. No grabé ni una sola facción de su rostro, ni su cuerpo, ni su ropa. El pelo fue lo único que recordé más tarde de él. Estaba cortando el pasto en una casa que queda a la vuelta de las nuestras en San Antonio. Una casa en la que él solía pasar sus veranos antes de construir la que tienen ahora. Se llama “El encuentro”. Ahora es de una vieja que tiene muchos perros, que ladran cada vez que uno pasa por ahí. Yo no sabía que ese chico cortador de pastos me iba a cambiar tanto la vida un par de meses más tarde. ¿Quién podía imaginarlo en ese momento? ¡Nadie! Ni siquiera yo que soy tan soñadora.
Lo saludé una noche estrellada de febrero, el 29 para ser más exacta, después de que pasó más de un mes de la vez que lo vi cortando el pasto. Se sentó a mi lado en la verja de mi casa y se puso a hablar conmigo. Me acuerdo que se había puesto el Axe de chocolate, y cuando una semana más tarde encontré una muestra gratis en una revista lo recorté y lo guardé porque ese perfume me hacía acordar a él. En ese momento no me daba cuenta, pero yo creo que en esa primera mirada que crucé con él, de cierta forma le di un pedacito de mí. No sé que fue, pero yo vi algo especial en él que nunca jamás vi en nadie más, y sentí algo tan hermoso, que nunca más volví a sentir con nadie. Yo no buscaba a nadie, y él tampoco, pero el destino, Dios, o lo que sea que haya sido, nos unió esa noche. Y desde ese entonces que no puedo vivir sin él, que no puedo no pensar en su mirada, en su pelo, en él. No puedo sacármelo de la cabeza, del corazón. No sé como este desgraciado corazón lo dejó entrar tan rápido… no sé porque ahora no hace lo mismo para que se vaya, rápido.
Esa noche para mí fue la mejor noche de mi vida. Ni siquiera las noches con los amigos o la familia se le pueden comparar. Porque si bien para todos fue una noche cualquiera, inclusive si lo fue para él, para mi fue mágica… porque conocí al amor de mi vida, y ya nadie ni nada ni Dios podría cambiar lo que pasó. Era el destino, él tenía que estar conmigo. Yo tenía que encontrármelo, por algo… por ese algo que ahora se pierde. Por ese algo que ya no existe. Ojalá en otra vida vuelva a encontrármelo, pero de otra manera, y quizás en otro momento. El encuentro de esta vida fue perfecto, pero lo que no funcionó fue lo que vino después. Los dos nos equivocamos. Él está convencido de que no podemos ser felices juntos. Eso es lo que me diferencia de él, porque aún estando así como estamos, separados, yo nunca dejé de confiar y de creer en que estábamos hechos el uno para el otro y de que podíamos ser felices para el resto de nuestras vidas. Nunca se me cruzó por la cabeza otra cosa. Jamás.
Por más que ahora llore y me duela mucho todo, no cambiaría nuestro encuentro por nada del mundo, no cambiaría por nada del mundo el haberlo conocido. Me habría privado de amar de esta manera, me habría privado de entregarme en cuerpo y alma sin importarme nada, de enamorarme perdidamente y amar hasta el dolor. Me habría privado de los 2 años felices y hermosos que estuve a su lado, así sea que ahora pierda 20 intentando olvidarlo. Los buenos recuerdos nunca se borran. Los malos espero que sí. Aunque en este tiempo no me he acordado de ningún recuerdo malo… guardo todos los buenos, los importantes.
A lo mejor, en un par de años, tenga otro encuentro con alguien. No va a ser tan mágico y especial como este que tuve con él, pero quizás pueda ser feliz. Quizás tenga la oportunidad de encontrar a alguien que quiera estar conmigo sin importarle nada. Y ahora tengo miedo, pero la verdad es que no lo pensaría dos veces si me tuviera que arriesgar a amar como amé ahora. Mi corazón dice que no quiere saber nada… pero yo sé que se va a reponer, voy a curarlo, voy a sanarlo de alguna manera y voy a volver a ser la misma Ani de siempre. En realidad no la de siempre, sino una más fuerte. Sólo tengo que pasar por esta prueba. Estoy temblando.
Love letter (I)
Mi despedida del amor fue dolorosa. No pensé que fuera a ser tan dura. Escribí y me desahogué tiempo atrás. ¡Qué lindo que es soltar todo! Quiero subirlo acá porque tal vez alguien que esté pasando por lo mismo lo lea y se sienta identificado... No hay dolor que duela más que el dolor del alma.
Parte II - Parte III - Parte IV - Parte V - Parte VI
14/03/2012
Parte I: Chau.
Parte II - Parte III - Parte IV - Parte V - Parte VI
14/03/2012
Parte I: Chau.
Voy a escribir para desahogarme, para sacarme todo esto que siento… de una vez por todas, para por lo menos intentar no pensar más en él. Sé que es imposible que pase eso, pero no me queda otra. No hay otra salida. No queda escapatoria. Estoy dentro de un túnel por el que caigo y caigo, sin encontrar nada a lo que aferrarme, sin saber como detenerme, sin llegar jamás al fondo. Es una caída que no tiene fin. Y mi corazón está a punto de explotar, está a punto de morir. Tanto que luché por él, tanto que dije que lo iba a esperar toda la vida asi sea que no venga nunca, tanto que le rogué y lloré… A veces el amor dura para siempre, y otras, duele mucho. No podía seguir lastimando a mi corazón de esta forma, no podía hacer eso con él, que tan valiente me soportó todo este tiempo y no me abandonó jamás. Siempre fiel a él. Es por eso que lo agarré y lo cobijé entre mis manos, y me pidió que parara con todo esto porque mis lágrimas lo estaban agotando, y mi alma se estaba quebrando. Me di cuenta que mi corazón estaba hecho una piltrafa, que ya casi no tenía vida, que inclusive ni respirar podía. Mis lágrimas lo estaban ahogando. Ahora está en reposo, tranquilo… esperando el final, sin saber lo que le espera, esperando terminar con la agonía de una vez por todas. Sólo yo puedo salvarlo. Sólo yo puedo salvarme. Me duele todo el cuerpo, no sólo el corazón, pero él es lo que más me importa, porque él me conduce por la vida. Sin mi corazón no soy nadie. Me duelen las manos, de tanto escribir para desahogarme (es por eso que ahora elegí la compu). Me duelen los ojos de tanto llorar, la cabeza por lo mismo. Me duele la espalda, de las horas que paso sentada sin hacer nada simplemente porque no tengo ganas, no tengo fuerzas. Me duelen las piernas de tanto tiempo estar acostada durmiendo, así el tiempo se me pasa más rápido. Me duele el alma porque ya no bailo, ni sonrío feliz. Me duele mirarme el espejo y verme así, porque ya no sé ni quien soy, ya no sé qué hacer, adónde ir, a quién acudir. Ya no entiendo nada de lo que está pasando. Y tampoco tengo ganas de entender. Estoy muy cansada. Siento el peso de un elefante sobre mis hombros. Y como el corazón ya no tiene peso, ni voz ni voto, la que actúa ahora es la cabeza. Y me está volviendo loca. Hay días en los que mi cabeza me hace levantar de buen humor. Me hace pensar que todo va a estar bien, que voy a tener de vuelta conmigo a mi Agus, y que no tengo que tener miedo de nada. Me da una esperanza más grande que una casa, y eso me basta para sonreír un poco y no llorar. Pero hay otros días, en que me perfora el alma. Y esos días lloro, lloro y lloro como nunca, hasta que los ojos me empiezan a arder y la cabeza me estalla del dolor. Pienso una y otra vez como despedirme, como decirle chau, como sacarlo de mi vida de una vez por todas. Y se me ocurren muchas maneras de decirle las cosas, pero cuando lo tengo al frente… no puedo, simplemente no puedo despedirme. Mi cabeza y mi corazón, por más lastimado que esté, no entienden como hacer para vivir sin ese hombre que me mira con frialdad. No entienden como puedo hacer para dejarlo ir. Hay algo que me detiene, que me frena y me vuelve loca. Cuando lo tengo al frente quiero abrazarlo, besarlo, decirle que lo amo con locura, decirle que es el amor de mi vida y no se puede ir, no puede dejarme sola, no puede abandonarme así. Y no puedo hacer nada de eso porque tengo miedo. Tengo miedo de su reacción, tengo miedo a que se enoje… pero más miedo tengo que me diga que no me ama más. Ahora no lo entiendo porque no sé como hacer para entenderlo, algún día lo entenderé… lo nuestro se terminó, para siempre. Tendría que haberlo entendido hace mucho, pero no puedo, porque el sentimiento de amarlo y de querer estar con él es más fuerte que cualquier otra cosa. No entiendo como lo perdí, no entiendo que hice mal, en qué me equivoqué. No entiendo qué quiere, que busca. ¿Qué le hice Dios para que me hiciera esto? ¿Qué hice tan mal como para que me deje de amar? Porque por más que me diga que me quiere, yo sé que no es así. No hace nada para demostrar su amor, y cuando tiene la oportunidad se queda callado. ¿Qué hace uno cuando algo le molesta en su vida? ¿Cuándo algo lo lastima? Yo creo que una persona con sentido común intentaría sacarse a ese algo de encima. Mi problema es que no quiero sacármelo de encima. Ese algo, por muy lastimoso que sea, es lo que más amo en el mundo. Tengo una herida que sangra constantemente. Sólo hay dos posibilidades, o curarla de alguna manera, de a poquito, con paciencia y voluntad, o no curarla jamás y morir desangrada por el dolor que desgarra el alma.
Yo no miento, exagero.
Agustina Guerrero Llorens es una ilustradora Argentina que reside en Barcelona. Pasó su infancia en Chacabuco, una pequeña ciudad de casas bajas, y desde entonces acostumbra a reproducir en el papel todo lo que le llama la atención.
En el 2000 decidió mudarse a Buenos Aires para estudiar Diseño Gráfico en la UBA (Universidad de Buenos Aires) y luego acabó sus estudios en el E.M.A.i.D (Vilanova i la Geltrú) poco tiempo después.
"Fue un cambio muy importante en mi vida pero las niñas, mujeres y abuelas que esbozo siempre supieron acompañarme en mis aventuras. Ellas, tan llenas de emociones y distintas expresiones, me sostuvieron la mano para que no dejara la vocación de ilustradora, algo que va más allá de cualquier estudio. Algo que es mío y que ahora quiero compartir con vosotros. Actualmente trabajo como ilustradora free lance. Mis imágenes giran alrededor de personajes femeninos cuyas miradas, de ojos grandes y saltones -sobre todo-, irradian inocencia y sensualidad. De esta forma, intento obtener retratos poéticos con sutiles narrativas románticas. Teniendo, así, una visión única y a veces, erótica. Por lo general, los trabajos son acabados con técnicas de impresión tradicional y digital."
"Fue un cambio muy importante en mi vida pero las niñas, mujeres y abuelas que esbozo siempre supieron acompañarme en mis aventuras. Ellas, tan llenas de emociones y distintas expresiones, me sostuvieron la mano para que no dejara la vocación de ilustradora, algo que va más allá de cualquier estudio. Algo que es mío y que ahora quiero compartir con vosotros. Actualmente trabajo como ilustradora free lance. Mis imágenes giran alrededor de personajes femeninos cuyas miradas, de ojos grandes y saltones -sobre todo-, irradian inocencia y sensualidad. De esta forma, intento obtener retratos poéticos con sutiles narrativas románticas. Teniendo, así, una visión única y a veces, erótica. Por lo general, los trabajos son acabados con técnicas de impresión tradicional y digital."
"Dibujo en la calle, dibujo en el trabajo, dibujo en el baño, dibujo comiendo, dibujo durmiendo. Dibujo porque lo disfruto!"
Su página en facebook: Diario de una volátil
Margot y la boda
En “Margot at the Wedding” Noah Baumbach dice que quiso reflejar el ambiente veraniego de las películas de Eric Rohmer. No me parece muy conseguido porque rodada entre abril y junio el sol todavía no es la del verano y en las escenas se aprecia el viento. Los protagonistas llevan chaquetas y cuando se las quitan como en la escena de la piscina sientes lástima por ellos. De todas formas puede que sea lo mejor porque ese ambiente de septiembre cuadra con una historia que nos muestra la cara más sórdida de la realidad. Ha sido denostada por muchos como mediocre en el peor de los casos y como deprimente en el mejor. Intuyo que al estar protagonizada por Nicole Kidman y llevar la palabra “boda” en el título cuando se estrenó los espectadores esperaban otra cosa, una comedia típica de Hollywood o un chick flick. Pero verdaderamente es una película dura sobre una familia aparentemente normal en la superficie pero hondamente dañada en el interior.
Margot acompañada de su hijo adolescente, Claude, viaja a Long Island para acudir a la boda de su hermana, Pauline (Jennifer Jason Leigh). Las hermanas llevan bastante tiempo distanciadas y la tensión irá creciendo entre las dos. Para empezar a Margot no le gusta nada el futuro marido de Pauline, Malcolm (Jack Black), un artista desempleado que según Margot “es como uno de esos tíos a los que rechazábamos cuando teníamos 16 años”.
Los traumas familiares que arrastran Margot y Pauline (igual que los de los hermanos “Shame”) no son revelados y sólo podemos imaginarlos. Margot (Nicole Kidman) está profundamente dañada pero no inspira simpatía porque se comporta de manera narcisista, hipercrítica, pasiva-agresiva y en ocasiones cruel. Es escritora y su inspiración la saca de su propia familia. Margot analiza y diagnostica a los que la rodean sin importarle el dolor que pueda infligir. Además en sus diagnósticos están proyectados sus propias frustraciones y miedos y nunca se aplica a sí misma la mirada crítica.
La acción la conduce Margot y las posibles víctimas de sus maquinaciones giran en torno a ella. Su hermana Pauline aunque tan traumatizada como Margot es bien intencionada y parece haber encontrado en Malcolm a alguien que la puede liberar de su neurosis. Malcolm es un personaje recurrente en el universo Baumbach, el artista con ambiciones frustradas. El personaje más equilibrado, amable y compasivo es el marido de Margot (John Turturro) que aparece muy brevemente. El cuadro familiar lo completan Claude y la hija de Pauline, Ingrid; agradables y sensibles pero más que probables herederos de los males psicológicos familiares.
Aunque la dinámica familiar es el centro se pueden encontrar otros temas que circundan “Margot y la boda”. Existe un subtexto social representado por los Voglers una familia vecina que pertenecen al grupo que en EEUU se suele denominar “white trash” o “trailer trash” sólo que ellos no viven en un tráiler sino en una pequeña y deteriorada propiedad. Asan cerdo en el jardín y tiran basura al jardín de Pauline como presión para que ella corte un árbol cuyas raíces, ellos claman, están invadiendo su propiedad. El hijo de los Vogler ataca y muerde a Claude sin provocación mediante. Margot supone que los Vogler abusan de sus hijos (quizás tiene prejuicios acerca de esa clase o proyecta su propia historia familiar en ellos). Parece que el final sugiere que Baumbach quería señalar la incapacidad de Margot y su familia para ver a los Vogler como seres humanos, pero dado el comportamiento desconsiderado que tienen los Vogler ¿Quién puede culparles?
El guión lleno de conversaciones aparentemente intrascendentales no ayuda en ocasiones al avance de la acción, pero da a conocer a los personajes y crea una atmósfera de realismo. En cuanto al aspecto visual la rata muerta que ve Claude puede ser simbólica de todo lo podrido que hay bajo la superficie. O podría ser simplemente otra parte más de la "atmósfera", una imagen que Claude ve casualmente y que no olvidará nunca.