Charlie Kaufman es uno de los pocos ejemplos de guionistas cuyas películas son identificadas con el escritor además de con el director. Es autor de los aclamados guiones de “Ser John Malkovich” y “Eternal Sunshine of the Spotless Mind”. Ninguna de esas dos películas me apasiona aunque soy capaz de reconocer su originalidad. Sin embargo, “El ladrón de orquídeas” (Adaptation) es una película que sí que me llega y me divierte.
Tiene una gran riqueza de temas que van de lo profundo a lo superficial. Trata entre otras cosas de la relación entre la ficción y la realidad. La historia real comenzó cuando Charlie Kaufman fue encargado de adaptar la novela “El ladrón de orquídeas” de Susan Orlean al cine. Kaufman quería crecer como guionista y hacer algo completamente diferente a “Ser John Malkovich”, algo simple, mostrar a la gente lo asombrosas que pueden ser las flores. Pero ¿cómo puedes hacer una película sobre flores sin que la gente se aburra? Durante un tiempo osciló entre la desesperanza y la depresión hasta que tuvo la idea de incluirse él mismo en el guión. La película trataría del proceso de la escritura del guión, de sus intentos fallidos al principio y de cómo logró superar el bloqueo. En la primera parte en una conversación con su agente comienza enumerando todos los tópicos convencionales que quiere evitar. En la tercera parte de la película todas esas convenciones aparecen; Susan y John se enamoran, el personaje principal aprende una lección sobre la vida y evoluciona, hay armas, sexo, drogas y persecuciones en coche. Según él mismo reconoce esta parte es una admisión de su fracaso, pero es al mismo tiempo una sátira de de Hollywood. ¿Es posible ser original? La conclusión sería que es posible, pero siempre tienes que contar con unas limitaciones. Tienes que contar una historia aunque no lo hagas de manera convencional.
Relación entre ficción y realidad.
Charlie Kaufman creó un personaje ficticio, su hermano gemelo Donald Kaufman. Los dos personajes están interpretados por Nicolas Cage. Donald es la antítesis de Charlie. También quiere ser guionista pero recurre a un estilo convencional basado en las fórmulas que proporciona Robert McKee en sus famosos seminarios sobre escritura. La tercera parte del guión está escrita teóricamente por Donald Kaufman. Charlie llegó a poner el nombre de su hermano ficticio en el guión y Donald Kaufman fue nominado a los Globos de Oro junto a Charlie Kaufman, pese a no existir.
Todos los personajes reales tuvieron que dar su permiso para que sus nombres fueran utilizados.
Susan Orlean (Meryl Streep)
Periodista de la revista “The New Yorker” publicó un artículo y más adelante un libro sobre John Laroche, “El ladrón de orquídeas”. En la película está interpretada por Meryl Streep que toma drogas, se embarca en una relación extramatrimonial con el objeto de su investigación John Laroche y en un intento de asesinato.
A la Susan Orlean real no la preocupó durante mucho tiempo que la confundieran con el personaje porque todo lo que sucede en la película es tan exagerado que resulta bastante improbable que alguien lo tome como realidad. Y si se lo creyeran pensarían que está loca y eso es siempre mejor que ser aburrida. Uno de los argumentos que utilizaron para convencerla fue que el retrato del mismo Kaufman en la película es aun mucho menos favorecedor.
Robert McKee (Brian Cox)
Yo antes nunca había escuchado hablar de este personaje que al parecer es un gurú en su campo. Representa el tipo de escritura basada en fórmulas a la que se opone Kaufman. Sin embargo, tras leer el guión accedió a que utilizaran su nombre a cambio de aprobar la elección del actor que le interpretaría. Eligió a su amigo Brian Cox (Match Point). Además McKee está completamente de acuerdo con el discurso de su personaje que deja completamente vencido a Kaufman. Es el siguiente:
“El puto mundo real. (...) ¿Que no pasa nada en el mundo? ¿¡Joder, pero tan mal estás de la cabeza!? Se asesina a gente todos los días. Hay genocidios, guerras, corrupción. Cada puto día, alguien en el mundo sacrifica su vida por salvar a otra persona. Cada puto día, alguien, en algún lugar, toma la decisión consciente de destruir a otra persona. La gente encuentra el amor, la gente lo pierde. ¡Por el amor de Dios, un niño ve cómo matan a golpes a su madre en los peldaños de una iglesia! Alguien muere de hambre, alguien traiciona a su mejor amigo por una mujer.
Si no puedes encontrar todo eso en la vida, entonces, amigo mío, no tienes ni puta idea de lo que es la vida. Entonces, ¿por qué me haces perder dos putas horas con tu película? ¡No me interesa lo más mínimo!”
John Laroche (Chris Cooper)
Tiene obsesión por coleccionar orquídeas, especialmente las que están en peligro de extinción aun a costa de robarlas. John cambia de hobby cada cierto tiempo para empezar a dedicarse igual de apasionadamente por el siguiente. Primero fueron las tortugas, luego los fósiles, peces tropicales… y finalmente las orquídeas. Es un personaje cómico por su exagerada auto-confianza y su excentricidad, aunque a su vez también tiene una parte triste.
Adaptación
Otro tema además de la adaptación de una obra literaria es la adaptación de los seres humanos al medio (la obra de Darwin es mencionada más de una vez). John Laroche, Susan Orlean y Charlie/Donald Kaufman se adaptan cada uno a su manera. Charlie está lleno de complejos e inseguridades que le paralizan. La película comienza con su monólogo:
“Hay alguna idea original en mi cabeza, en mi cabeza calva. Tal vez, si fuera más feliz, no se me caería el pelo. La vida son dos días. Necesito vivirlos al máximo. Hoy es el primer día del resto de mi vida. Soy un tópico ambulante.
Tengo que ir al médico a que me vea la pierna. Tengo algo, un bulto. He vuelto a llamar al dentista. Lo voy dejando. Si no dejara las cosas de un día para otro, sería más feliz. Me paso el día sin mover este culo de "foca". Si no tuviera el culo tan gordo, sería más feliz. No tendría que llevar siempre las camisas por fuera; como si engañara a alguien. FOCA. Debería empezar a correr otra vez. 8 kilómetros al día, pero hacerlo de verdad. O hacer escalada, pero tengo que dar un giro a mi vida. ¿Qué tengo que hacer? Tengo que enamorarme. Tengo que echarme novia. Tengo que leer más, cultivarme... Si aprendiera ruso o yo qué sé... O tocar un instrumento. Podría aprender chino, sería "el guionista que sabe chino y toca el oboe". Eso sería genial. Debería cortarme el pelo al uno. Dejar de hacer creer a todos y a mí mismo que tengo una mata de pelo... ¡Qué ridículo!
Ser auténtico, una persona segura, ¿no es eso lo que atrae a las mujeres? Los hombres no tienen que ser atractivos. Aunque eso no es verdad, sobre todo hoy en día. Hoy se les exige tanto a los hombres como a las mujeres. ¿Por qué debería creer que debo pedir perdón por existir? Quizás sea la química celular. Quizás es eso lo que me pasa, una alteración química. Todos mis problemas y mi ansiedad podrían deberse a un desequilibrio químico o a una serie de sinapsis defectuosas. Tengo que hacérmela mirar. Aunque seguiré siendo feo, eso no tiene cura.”
Susan Orlean envidia la capacidad de John para apasionarse por algo. John Laroche y Donald Kaufman en cambio van por el mundo sin asustarse por las dificultades, algo parecido a lo que dijo Cocteau “lo consiguieron porque no sabían que era imposible”.