Hanna y Simon son una pareja de cuarenta y pocos años que llevan juntos cerca de 20. Aunque continúan amándose han dejado atrás la pasión. Los dos conocen por separado a Adam y comienzan una relación con él sin que el otro lo sepa. El tema de las casualidades está muy presente y me recuerda a Krzysztof Kieslowski. Por cierto Tom Tykwer (“Corre Lola corre”) filmó “En el cielo”, con guión de Kieslowski. Más de una vez durante la película Tykwer divide la pantalla y en distintos recuadros tienen lugar varias escenas simultáneamente lo que obliga a mantener la atención para no perderse detalles.
Dos factores importantes en “Tres” y a veces interrelacionados son la ciencia y el arte. En el medio social de Hanna y Simon es natural relacionarse acudiendo al cine, al teatro, a exposiciones... Simon es ingeniero y se dedica a construir grandes esculturas e instalaciones para artistas. Adam es un científico especializado en genética. Si Simon es artístico y Adam científico, Hanna está involucrada en ambos campos, ciencia y arte. Al principio de la película aparece en un congreso en el que la llaman doctora (¿en medicina?), pero también conduce un programa cultural en televisión. Es una mujer vital de mucho carácter que disfruta discutiendo. Y así conoce a Adam, discutiendo con él en el Congreso sobre Ética; el segundo encuentro tendrá lugar en el teatro (una representación de los “Sonetos” de Shakespeare) y la tercera en un partido de fútbol (porque como dice Adam “todo lo bueno viene de tres en tres”).
El personaje de Simon es muy tranquilo, inteligente e irónico. De repente se ve sacudido por una inesperada enfermedad y por la muerte de su madre. Eso le hace replantearse el tipo de vida que desea y le permite estar abierto a experimentar cuando conoce a Adam y se siente atraído por él. El contenido del poema favorito de la madre de Simon “Stufen” de Hermann Hesse es el centro temático de la película. Los personajes como en el poema de Hesse comienzan un nuevo ciclo sin aferrarse al pasado. Siempre me gustan las películas de dialogo brillante y un poco literarias. Hay quien valora sobre todo las películas por lo visual. Pero si puedes tener calidad en todo; imagen y palabras bien ensambladas. ¿Por qué conformarte con menos?
El stream of conscience es la forma narrativa utilizada para captar el monologo mental de Hannah y Simon. Esta técnica no es empleada con Adam que permanece gran parte del tiempo misterioso y ambiguo. Solamente en la tercera parte de la película vamos encontrando atisbos que dan la clave del personaje. Adam está divorciado y tiene un hijo adolescente al que ve un fin de semana de cada dos. El resto del tiempo lo dedica a su trabajo y a sus múltiples hobbies (tiene un barco, canta en una coral, practica motociclismo, fútbol y judo). Todo eso sin olvidar que mantiene relaciones sexuales ocasionales con hombres y mujeres. Su casa como acertadamente señala Hanna está desprovista de libros, dvds, cuadros... Según Tykwer todo eso que nos rodea es lo que nos define y estamos orgullosos de esos libros que hemos leído y de ese tipo de arte que nos gusta. Adam en cambio no quiere que la gente le defina antes de conocerlo. Cuando Hanna le pregunta ¿no lees? Adam dice que no con la cabeza, pero en una escena anterior aparecía en el autobús leyendo “Moby Dick” en su e-reader. Es necesario observar las imágenes cuidadosamente para valorar el impacto que Hanna y Simon han tenido en su vida.
No me entusiasma el final mudo de estética futurista tan aséptico y desapasionado. En la última parte me faltan los diálogos y las explicaciones. Si bien es verdad que si Tykwer hubiera querido introducir complejidad y profundidad, el final no podría ser tan optimista me temo. El resto me ha parecido brillante, los personajes de Hanna y Simon son de carne y hueso, llenos de matices. Y algunas escenas tienen ideas originales e imaginativas. Si a eso le sumamos que el tres es mi número favorito.