El húsar en el tejado



“El húsar en el tejado” dirigida por Jean-Paul Rappeneau está basada en la novela del mismo nombre de Jean Giono. Angelo Pardi es un coronel de húsares, hijo natural de una duquesa, y miembro de la sociedad secreta de los Carbonarios. Angelo se refugia en Francia huyendo de sus enemigos políticos, los austriacos que dominan Italia. En la búsqueda de sus correligionarios exiliados en Francia encuentra una Provenza devastada por la epidemia del cólera. Dondequiera que va encuentra el espectáculo trágico de la muerte que se extiende con alarmante velocidad.
Angelo encuentra a un abnegado medico francés que viaja a los pueblos intentando encontrar supervivientes para tratar de curarlos. Se ofrecerá a acompañarle y ayudarle pero finalmente el médico también sucumbirá a la epidemia. El cólera permite mostrar la potencialidad del ser humano para la grandeza y la bajeza porque hace aflorar lo que en tiempos normales no muestra la gente; solidaridad, compasión, cobardía, violencia, egoísmo, avaricia… Es el cólera también el que revela las cualidades de héroe de Angelo; su nobleza, entrega, coraje y voluntad inquebrantable.
Cuando llega a Manosque, centro de la epidemia, es acusado de envenenar las fuentes y perseguido por una masa enloquecida por el miedo. Es obligado por tanto a ocultarse en los tejados. Acuciado por el hambre y el cansancio entra en una casa donde conoce a Pauline que le acoge. Finalmente contactara con su amigo Giuseppe que le hará entrega de una suma para dar a la causa cuando llegue a Italia. En su trayecto volverá a encontrar a Pauline. Juntos experimentaran aventuras e intensas experiencias. Aunque existe una atracción entre ambos Pauline está casada y los principios caballerescos de Angelo no le permiten sucumbir
La película se sirve de las cartas que Angelo escribe a su madre para revelar el mundo interior de Angelo. Y su madre aunque no aparezca en ningún momento es una fuerza poderosa. Le ha inculcado el sentido del honor y unas ideas poco convencionales. Le aconseja que sea imprudente, para ella él nunca es lo suficientemente loco.
Lo que me ha sorprendido en negativo es la insensatez de Pauline al querer volver a Manosque. En la novela de Giono no se comporta de esa manera y en la película me parece contraproducente porque resta respeto por la heroína que hasta ese momento ha dado muestras de entereza y valor admirables. El resto de los cambios no me parece que vayan contra el espíritu de la novela y contribuyen a agilizar la trama. La fotografía es de gran calidad y permite mostrar el verano en la Provenza en todo su esplendor.
Lo que más me atrae de la historia es el tratamiento del honor tan desprestigiado en nuestro tiempo. Me recuerda otra excelente película que trata también sobre el honor “Los duelistas” basada en “El duelo” de Conrad. En esta los personajes son también húsares, pero el concepto de honor es negativo. Para el fácilmente inflamable Feraud los duelos son bravatas y años después de desafiar a D’Hubert ni siquiera recuerda porque se bate. Su contrincante D’Hubert es incapaz -hasta el final- de poner fin a la locura por un concepto equivocado de lo que es el honor. En la novela de Giono, aunque no en la película de Rappeneau, Angelo se ve obligado a huir tras un duelo en el que ha dado muerte a un austriaco. Sus compañeros carbonarios le ordenaron asesinarlo o contratar a un asesino a sueldo, un método más eficaz y sin riesgo porque el fin justifica los medios. Pero Angelo piensa: “El hombre a quien yo maté vendía a los republicanos al gobierno de Austria y sus víctimas morían en prisión. Pero la cobardía nunca tiene buenas razones. Y es precisamente porque ese hombre era innoble que yo debía evitar serlo también. Lo maté en duelo. Así él tenía también las oportunidades que brinda el azar”.