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Cuento de verano - Eric Rohmer


Cuento de verano
En un momento de esta película, Margot le dice a Gaspard que él es de los que van a mejor con los años. Y él comenta que ya le han dicho que se revelará a todos los niveles incluido físico e intelectual a los 30 años. A juzgar por las fotos a Melvil Poupaud sí le han sentado bien los años físicamente. Profesionalmente no he visto mucho suyo aunque parece ser que ha trabajado entre otros con Francois Ozon. Las actrices que completan el reparto de la película son, como es habitual en las películas de Rohmer ,chicas atractivas con mucha personalidad e ideas propias.


Gaspard es un joven estudiante de matemáticas que toca la guitarra y compone en su tiempo libre. Su novia Lena le ha dicho que cuando ella vuelva de España se encontrarán en Dinard, pero no le ha escrito ni llamado por teléfono desde entonces. Mientras la espera, conoce a dos chicas: a Margot una etnóloga que trabaja como camarera en el restaurante de su tía y a Solene, por la que Gaspard se siente atraído sobre todo físicamente, aunque también tienen en común la afición por la música. Margot le anima a salir con Solene, pero luego no puede evitar sentir celos.
Solene está muy segura de su atractivo y no sabe interpretar a Gaspard como Margot. Menosprecia constantemente el poder de Lena sobre Gaspard. A Lena le pasa lo mismo, está tan segura de sí misma que no se le ocurre pensar que Gaspard haya podido estar con otra. Y tampoco le interesa saber qué ha hecho él porque prefiere hablar de sí misma. Margot en cambio es la amiga ideal con la que está a gusto y la que le comprende mejor. Es la única con la que puede ser él mismo. Gaspard comenta que es más fácil ser uno mismo con una amiga que con una novia porque no hay que actuar.
Cuando Gaspard se vuelve a reunir con Lena todo le parece perfecto. La conexión y sintonía fluye entre ellos o eso parece. Ahí radica el poder de Lena sobre él, en que cuando están bien nada puede ser mejor. Pero son oasis entre tormentas porque Lena no está tan interesada en él como él en ella. Como dice Margot la única oportunidad que hubiera tenido con Lena es mostrarse distanciado.
Entre Margot y Gaspard existe química pero ¿puede competir Margot con la obsesión de Gaspard por Lena? ¿Con cuál de las tres chicas se quedará Gaspard?





Como siempre en Rohmer, los detalles dan impresión de realidad. Me gusta la escena en la discoteca porque me recuerda los veranos de aquella época y cómo vestía la gente. Hay detalles más específicos de la sociedad francesa como cuando Gaspard dice que Lena quería preparar el ENA pero ya no le apetece, porque no le gusta ese ambiente. Es útil saber que ENA (l'École nationale d'administration) es la institución educativa más prestigiosa de Francia donde se prepara a la élite que desempeña los puestos políticos y administrativos más altos.
En las novelas o películas vistas desde la perspectiva del protagonista termino por sentirme protectora incluso con el patético narrador de “Memorias del subsuelo” de Dostoievski. Por eso me indigna cuando Lena dice que sus primos piensan que Gaspard no está a su altura. Pero si no sólo ha estudiado matemáticas, sino que además toca la guitarra y compone pienso mientras veo la película.


Me gusta que el azar me provoque: Citas de Cuento de verano

Lena: Es rarísimo que conozca a un chico cuya conversación no consista tan solo en intentar presumir… para pavonearse, como un gallito en un corral.Muy cierto, hay gente cuya técnica de ligue consiste en hablar sin pausa de ellos mismos y de lo maravillosos que son, me pregunto si les funcionará alguna vez. Sin embargo, la propia Lena no es mucho mejor, al contrario, es bastante egocéntrica.

Margot: No hay nadie que no tenga algún interés.
Gaspard: Individualmente, de acuerdo, pero no en grupo.
Me cae muy bien Margot, pero la gente que presume de benevolencia generalizada suele ser un poco hipócrita. La propia Margot más tarde dice de Solene que le parece vulgar. Aún teniendo en cuenta que está influida por los celos, esto demuestra lo humano que es juzgar. Solene a mí no me parece vulgar.

Gaspard: En la vida en general, no intento conquistar a toda costa, ni provocar el azar. En cambio, me gusta que el azar me provoque ¿Entiendes?
Margot: ¿Por ejemplo?
Gaspard: El día en que dijo que estaría el 20 en Dinard, me encontré, por azar digamos, con un amigo que me ofreció su habitación para el verano. Ese tipo de situación me excita. Puede hacer que ocurra algo… o nada. ¿Te parece de locos?
A mí también me gusta que el azar me provoque. No creo en el destino, pero cuando surgen oportunidades que parecen señales del destino me gusta seguirlas quizás porque esto evita tomar decisiones.

Cuento de primavera - Eric Rohmer


Jeanne es profesora de filosofía en el instituto Jacques Brel. Su novio está de viaje y en su ausencia no soporta vivir en medio del desorden del piso de él, aunque habitualmente lo tolere porque le quiere. Tampoco puede volver a su propio piso porque se lo ha prestado a una prima. En una fiesta conoce a Natacha, una joven estudiante de piano que le ofrece alojamiento en su piso, ya que su padre suele estar fuera viajando o en casa de su novia. Natacha siente aversión por Eve, la novia de su padre y le cuenta a Jeanne la historia de un collar perdido y su sospecha de que Eve puede ser la responsable de la desaparición. Jeanne empieza a pensar que Natacha está intentando emparejarla con su padre.

Igual que en “El amigo de mi amiga” los espacios arquitectónicos diseñados por Bofill condicionan las idas y venidas de los personajes, en el caso de “Cuento de primavera” son las casas las que cobran especial importancia. Jeanne es una maniática del orden y de los espacios personales. Los pisos de Jeanne y su novio Mathieu (que no aparece durante la película) son pisos pequeños de viejos edificios parisinos. El piso más espacioso es el de Natacha, que también es antiguo y cuenta con abundantes elementos ornamentales en las molduras, puertas y en el frontispicio. Cuatro columnas delimitan el espacio para comer en la cocina. Aunque Natacha se ha terminado por acostumbrar a ellas le recuerdan la ruptura de sus padres que coincidió con una fuerte discusión a causa de la reforma. En la habitación de Natacha todavía están sus juguetes de niña. Parte de la película transcurre en la casa de campo del padre de Natacha en Fointenebleau. Es una casa agradable empapelada con estampados de flores algo anticuados. Para Natacha está llena de recuerdos de su infancia y es casi una profanación que Eve pase tiempo allí. En estas casas tienen una presencia predominante los libros y las flores. Whit Stillman utilizó casas de amigos en “Metropolitan”, me pregunto si Rohmer habrá hecho lo mismo en ésta y otras películas porque nunca contó con grandes presupuestos.

El tema del collar no pasa de ser un MacGuffin, ya que como en todas las películas de Rohmer de lo que se trata es de ahondar en la forma de pensar de los personajes y en las decisiones que toman. Natacha es la típica heroína rohmeriana joven y vital que expresa sus opiniones con total espontaneidad. Jeanne es seria y reflexiva y su personalidad me resulta menos transparente que la de los demás. Sin embargo me identifico cuando dice “Digamos que nunca me aburro, aunque no haga nada, me basta mi pensamiento para entretenerme”, aunque sigue diciendo “pero hoy me invade una impaciencia infantil que no me deja detenerme en nada”.
Natacha aborrece a Eve, quizás porque Eve es la primera novia estable de su padre desde el divorcio de él. Los defectos de Eve son patentes desde el momento en que aparece en escena, pero Natacha la trata con excesiva dureza. La relación de Natacha con su madre es de amor-odio, quiere a su padre y se resiente de su falta de atención hacia ella. Por otra parte, su novio es de la misma edad de su padre. Sus relaciones componen un esquema que se corresponde al complejo de Electra, aunque no estoy segura de que esa fuera la intención del director. Juzgando a Rohmer en base a sus películas pienso que el psicoanálisis le parecería un marco muy estrecho para juzgar al ser humano, pero puede que me equivoque.

A Igor (el padre de Natacha) y a Eve les conocemos primero a través de lo que de ellos cuenta Natacha que no es imparcial. Es durante la cena en casa de Natacha donde se empiezan a conocer los distintos caracteres de los cuatro personajes a través de la conversación sobre el trabajo y la filosofía. El tema de las profesiones no es la primera vez que sale a relucir en la obra de Rohmer. Natacha piensa que su padre no ha nacido para funcionario y según ella sería un buen critico de arte. En “El amigo de mi amiga” (1987) Adrienne le dice a Blanche que no la ve como una burócrata, sino en algo artístico y le pregunta si nunca ha deseado pintar o escribir. Blanche le contesta que aunque valiera para eso no sabe si le gustaría vivir de ello porque para ella el arte es puro placer y le basta con contemplarlo. Jeanne comenta que le gusta su trabajo porque no depende de nadie. En clase ella es la que manda y si no la escuchan es por su culpa. Igualmente en “El amigo de mi amiga” Blanche dice que le gusta su trabajo porque no tiene a nadie ni por encima ni por debajo. El trabajo tiene que estar y punto.

Eve desea aparecer brillante intelectualmente y para demostrar sus teorías pone en evidencia la ignorancia de Natacha durante una discusión sobre filosofía. Me solidarizo con Natacha, en esta discusión es inevitable que los no muy puestos en el tema nos perdamos. No obstante es posible extraer de esta conversación observaciones interesantes sobre el trabajo de Jeanne. Eve piensa que los alumnos no se interesan por la filosofía ni la entienden. Jeanne dice que por el contrario, aunque sus alumnos son de un barrio obrero, la filosofía les interesa. Para ellos es una cuestión de amor propio porque todo el mundo piensa que su filosofía es la mejor. El profesor lo que debe hacer es enseñarles que la filosofía que les enseña “puede completar y ampliar la suya, no sustituirla”. Jeanne menciona en otro momento la mayéutica socrática que presupone que la verdad está en la mente de todo ser humano. Se llegaría a ella por medio de preguntas cuya respuesta encuentra el alumno por sí mismo. Eve tiene un concepto más elitista de la filosofía. Natacha es más artística y emocional y no le interesan tanto este tipo de cuestiones. En cierta manera creo que todas las películas de Rohmer llevan consigo una mayéutica personal en la que los personajes se dan a conocer a través de lo que explican sobre sí mismos en sus diálogos.

Les Rendez-Vous de Paris - Eric Rohmer

Eric Rohmer es uno de mis directores favoritos y como no podía ser menos quería hablar de alguna de sus películas con motivo de su reciente fallecimiento. Pese a que él ya no este entre nosotros, felizmente nos queda su magnifico trabajo y esta no será la última vez que hable de él. Lo último que he visto de Rohmer es el pack “Paris” que consta de tres dvds que reúnen las primeras películas de Rohmer y “Les Rendez-Vous de Paris” de 1995. “El signo del león” (1959), es su primer largometraje y me ha parecido muy interesante, aunque diferente de los que le seguirían. “La carrera de Suzanne” por el contrario parece ya tener el carácter de sus siguientes películas. Algunas de las películas son de carácter documental como “Louis Lumiere” y “Nadja en París”. París tiene una gran presencia en casi todas las películas del pack. Están realizadas en los años 60 y dan una semblanza muy real de la ciudad en aquella época. Es un París muy similar al que aparece en otras películas de la nouvelle vague como “Banda aparte” o “Al final de la escapada” de Godard.
“Les Rendez-Vous de Paris” muestra no sólo un París turístico, sino también calles no conocidas pero con un ambiente muy parisino. Me ha gustado más que las películas de época de los últimos tiempos de Rohmer, pero menos que los cuentos y proverbios. Aunque no la mejor de Rohmer, es una película recomendable para los amantes de Paris y del director. A mí me recordó el viaje que hice a París la primavera pasada. El mercadillo de la primera historia es el típico que se puede ver en las aceras allí. En la segunda historia la pareja protagonista tiene citas en diversas partes de la ciudad, especialmente en parques e incluso en un cementerio, el de St. Vincent, parecido al Pere Lachaise donde yo visite tumbas famosas. Rohmer parece haber rodado sin conceder importancia al viento o la lluvia y eso crea un ambiente muy natural. En la última historia una de las actrices se parece un poco a Laurence De Monaghan de “La rodilla de Claire”. Su personaje, una chica sueca, no congenia mucho con el pintor protagonista, tienen puntos de vista opuestos sobre arte. Es curioso, porque en una película de Woody Allen el personaje masculino hubiera estado encantado como Allen con Diane Keaton en “Manhattan” o Liam Neeson con Judy Davis en “Maridos y mujeres”.


Cine de verano


En “La noche se mueve” un personaje dice que ver una película de Rohmer es como ver crecer la hierba. Y es que Rohmer es un gusto adquirido, su ritmo lento puede aburrir a muchos, puede chocar la ausencia de música y la deliberada carencia de artificio. Que guste o no guste Rohmer depende en gran medida de la capacidad de los espectadores para empatizar con los personajes, identificarse con ellos y reconocer en ellos a los que les rodean. El diálogo es la herramienta clave para revelar el interior, igual que los gestos cotidianos. Los personajes explican sus teorias sobre el amor, la filosofía, la belleza, la oposición campo-ciudad etc. El resultado es tan natural que la experiencia resulta casi voyeurística. Si algo se le puede reprochar son algunos de sus finales demasiado optimistas para ser realistas, pero eso también forma parte del encanto de Rohmer.

No podría decir si son obras maestras porque nunca intento juzgar objetivamente novelas o películas. Sé que me gustan porque algunos de sus elementos reflejan mis propios pensamientos y gustos. La estética de Rohmer contribuye a el gran placer que me proporcionan sus películas. Los entornos arquitectónicos y naturales estan cuidadosamente elegidos y se corresponden con los sentimientos de los personajes. Algunas de sus películas me parecen perfectas para ver en verano, sus paisajes ideales para pasar unas vacaciones provocan envidia. Lagos de aguas azules y cristalinas en “La rodilla de Clara” y “El amigo de mi amiga”; las playas de “Pauline en la playa”, “Cuento de verano” y “El rayo verde”; el campo en “Cuento de otoño”, “La coleccionista”, “Cuatro aventuras de Reinette y Mirabelle” y “El árbol, el alcalde y la mediateca”... Las calles de Clermont-Ferrand podrían ser de un pueblo español. La ropa que aparece en sus películas de los 80 y los 90 es muy similar a la que se llevaba en España en la misma época. En conjunto todo resulta muy cercano y familiar. Apenás pasa nada, no trata de grandes dramas, sino de experiencias y luchas internas semejantes a las que puede tener cualquiera.