Cuadrados y ángulos

Casas enfiladas,
casas enfiladas,
casas enfiladas.
Cuadrados, cuadrados,
cuadrados.
Casas enfiladas.

La gente ya tiene el alma cuadrada,
ideas en fila
y ángulo en la espalda.

Yo misma he vertido ayer una lágrima,
Dios mío... cuadrada.


Alfonsina Storni.


Estructura. Organización. Encerramiento. Monotonía. Pareciera que el mundo nos llevara hacia un mismo lado, hacia un mismo destino, hacia un mismo pensamiento, una misma forma de vida. Vivimos en una sociedad que se preocupa más por la belleza del cuerpo que por la del alma, una sociedad en la cual nos escondemos para hacer el amor mientras la violencia se practica a plena luz del día. Tenemos el alma cuadrada... 

El triangulo (3): Soñadores y El secreto de Donna Tartt





Versión francesa. Soñadores (The Dreamers, 2003), Bernardo Bertolucci
Basada en la novela de Gilbert Adair Bertolucci dirigió esta película en la que Louis Garrel y Eva Green son los hermanos gemelos Theo e Isabelle.
Matthew es un joven americano gran aficionado al cine que vive en París. Conoce a otros dos cinéfilos  Isabelle y Theo. La cinemateca está cerrada temporalmente y los padres de los gemelos se han ido de viaje por lo que invitan a Matthew a su apartamento. La familia es liberal y sofisticada y la relación entre los hermanos es obsesiva y con tintes incestuosos. Dentro de la casa, exploran una relación a tres. 
Mathew al principio se deja llevar por los hermanos pero paulatinamente va tomando conciencia del mundo exterior y de las limitaciones del trío. Insta a Isabelle a ser más independiente y crecer cosa que a ella le resulta invenciblemente difícil. También habla con Theo sobre política y cuestiona la implicación de este que aparentemente tiene muchas ideas al respecto pero no sale a la calle en estos momentos críticos.
Está ambientada en mayo del 68 pero en realidad lo que más destaca es la distancia que ponen los protagonistas entre su vida y lo que está sucediendo en la calle. Ellos viven alejados en su propio sueño prerrevolucionario. La cinefilia es la verdadera pasión y juegan a recrear escenas de películas y adivinarlas. Esta es la parte de la película de Bertolucci puede resultar atractiva para los cinéfilos.
Por cierto, la escena de la bañera me recuerda una escena de “Performance” (en la tercera foto)  en la que Mick Jagger está con dos mujeres en el baño.

Versión americana. El secreto, Donna Tartt
“The Secret History” de Donna Tartt (llamada en España “El secreto”) no es una novela de crimen al uso porque al comienzo se nos desvela quien ha sido asesinado y por quien. La cuestión a desvelar será el porqué. De momento no tiene versión cinematográfica aunque en alguna ocasión se ha barajado el proyecto y los fans de la novela suelen fantasear con el casting ideal.
Richard Papen ha crecido en el seno de una familia obrera en California, pero gracias a una beca viaja para estudiar en una prestigiosa universidad en Vermont. Una vez allí consigue ser admitido en un elitista curso de Estudios Clásicos (griego y latín) impartido por Julian Morrow un misterioso profesor que limita el número de sus alumnos a cinco, Richard será el número seis.
Entre sus nuevos compañeros se encuentran Charles y Camilla Macaulay unos gemelos con gran atractivo físico bastante reservados y prácticamente inseparables.  Camilla es la única chica del grupo y Richard se enamora de ella aunque no es correspondido. Charles es muy posesivo en su relación con Camilla (por cierto curiosa elección de nombres) y tiene problemas con el alcohol.
En este caso la envidia unida a la fascinación que Richard siente no sólo va dirigida a la pareja de hermanos sino a todo el grupo en general. Se trata de un círculo cerrado que se diferencia del resto del campus por sus gustos anacrónicos. Entre ellos destaca Henry Winter un erudito obsesionado con complicados trabajos académicos y heredero de una gran fortuna. O el igualmente rico y homosexual Francis que siente debilidad por Charles. Y por último la víctima del crimen, el más mediocre intelectualmente de todos Bunny Corcoran.

El triángulo (2): El jardín de los Finzi-Contini y Was nützt die Liebe in Gedanken







Versión italiana. El jardín de los Finzi-Contini, Giorgio Bassani
Es una novela de Giorgio Bassani que fue llevada al cine por Vittorio de Sica y en la que los hermanos eran interpretados por Helmut Berger y Dominique Sanda.
Los Finzi-Contini de origen judío son una familia de gran fortuna perteneciente a la alta burguesía de Ferrara. El narrador también es judío pero pertenece a la clase media y cuenta su historia de amor no correspondido hacia Mìcol la hija de los Finzi-Contini. Es una historia nostálgica y sin mucha tensión puesto que Bassani ya en el prólogo cuenta el final de Micol y su hermano Alberto. Con el trasfondo histórico del creciente poder fascista en Italia se describe la incapacidad para aceptar la realidad de la familia Finzi-Contini que debido a su riqueza se cree invulnerable.
Micol es amante de la literatura y quiere escribir su tesis doctoral sobre Emily Dickinson.  Su actitud hacia el narrador es invitadora primero, pero más adelante comienza a evitarle. Alberto es un esteta que siente lo que podría ser más que admiración hacia su amigo el comunista Giampiero Malnate.

Versión alemana Was nützt die Liebe in Gedanken (2004)
El titulo traducido significa literalmente “¿De qué sirve el amor en pensamientos?” y es también conocida por su título en inglés “Love in Thoughts”. Dirigida por Achim von Borries está basada en un caso judicial real que tuvo lugar en 1927 en el que se ha inspirado más de un libro. El propio protagonista de la historia Paul Krantz -después de ser absuelto de los cargos- se convirtió en escritor y contó parte de la historia en “Die Mietkaserne”. Debido a la notoriedad del caso adopto el pseudónimo de Ernst Erich Noth. El libro fue quemado y prohibido en 1932 durante el régimen nazi.
Paul Krantz es un estudiante brillante de origen humilde que se beneficia de una beca y acude al mismo colegio que su amigo Günter Scheller que proviene de una familia acomodada. Günter admira el talento literario de Paul y le considera prácticamente un genio.
Todo comienza en la casa de campo de los padres de Günther que se han marchado de viaje. Paul está enamorado de Hilde la hermana de Günter que parece también interesada en él. Hilde es aficionada a la literatura y eso la acerca a Paul, pero su concepción del amor no es exclusiva y piensa que puede sentir atracción por más de un chico a la vez por razones diferentes en cada caso. En realidad Hilde ama a Hans un joven cocinero que fue amante de Günter. A su vez Günter no puede olvidar a Hans y no soporta que él se relacione con Hilde.
Contrariados por estos sentimientos no correspondidos Paul y Günter crean un Club del Suicidio. Las reglas son: el amor es la única razón por la que vivir, si no encuentran el amor morirán y también aquellos que les han traicionado. Estas premisas unidas a una pistola serán los ingredientes que llevaran a la tragedia.
La película está protagonizada por dos de los actores más conocidos en Alemania que también han coincidido en “Malditos bastados” de Tarantino, Daniel Brühl y August Diehl. El actor que interpreta a Hans me parece un error de casting porque no puedo entender la atracción que Hilde y Günter sienten por él.

La primera foto es de "El jardín de los Finzi-Contini" y el resto de "Was nützt die Liebe in Gedanken".

Otra interesante entrada sobre la película en:

http://historias-troyanas.blogspot.com.es/2012/07/love-in-thoughts-laberinto-de-sexo-y.html

El triángulo (I): Brideshead Revisited y La insolación de Carmen Laforet



Hay un tipo de triángulo que me sorprende por la cantidad de veces que veo reproducido en cine y literatura occidentales. El esquema suele corresponder más o menos a
1 Un joven sensible y a veces con aspiraciones artísticas que traba conocimiento con
2 Una fascinante pareja de hermanos, chico y chica, que le abren la puerta a un nuevo mundo. Los hermanos suelen estar muy unidos y el hermano a menudo está abocado a un destino trágico.
3 El joven de la parte 1 casi invariablemente se enamora de la chica y en alguna ocasión siente atracción también por su hermano. El triángulo puede complicarse hasta con cuatro o cinco personas.
La mejor de todas estas historias me parece que es “Brideshead Revisited”.

Versión inglesa. Brideshead Revisited, Evelyn Waugh
Charles Ryder es huérfano de madre y vive con un padre siempre frio y distante. Tiene talento para la pintura pero aún no sabe a que quiere dedicarse. Conoce a  Lord Sebastian Flyte en la Universidad de Oxford y se siente inmediatamente deslumbrado tanto por Sebastian como por Brideshead el castillo de estilo barroco de la familia. Cuando la vida de Sebastian va siendo crecientemente dominada por el alcohol comenzara el alejamiento entre los dos. Después de la guerra comenzara una relación con la hermana de Sebastian, Julia que guarda un gran parecido físico con este.
Existe una versión cinematográfica no muy fiel a la novela de Evelyn Waugh que no he querido ver. Ya he comentado en otra entrada la excelente serie de televisión:


La dedicatoria “yo no soy yo: tú no eres ni él ni ella: ellos no son ellos” según los críticos es la negativa de Waugh a que la novela se basa en la realidad, pero está bastante claro que sí que lo hizo, aunque una realidad embellecida para ser literaria. El enamoramiento de Sebastian aparece bastante claro y también se sugiere que existió una relación sexual cuando se habla de “naughtiness high in the catalogue of grave sins”.
Las evidencias sugieren que Waugh tuvo dos relaciones homosexuales, una con Richard Pares y otra con Alastair Graham, lo que resulta más dudoso es que la tuviera con Hugh Lygon (que murió prematuramente en un accidente de coche) en cuyo entorno familiar se inspiro para crear a la familia de Sebastian Flyte. El padre de Lygon había huido de Inglaterra cuando un enemigo político amenazo con descubrir sus relaciones homosexuales. En la novela el destierro voluntario de Lord Marchmain, padre de Sebastian es para vivir con su amante Cara.
Según confió Waugh a un biógrafo la principal fuente de inspiración para Sebastian fue Alastair Graham. De hecho, en el manuscrito original del “Brideshead Revisited” Waugh tiene lapsus y a veces en lugar de escribir Sebastian escribe Alastair. En su autobiografía “Una educación incompleta” le llama Hamish y dice que fueron inseparables y “amigos del alma”. En una carta escrita por Alastair Graham y firmada 'With love from Alastair, and his poor dead heart' envía a Waugh una foto suya desnudo.
La relación termino poco después de la conversión al catolicismo de Alastair en 1924. Siguieron siendo amigos entre 1925 y 1926 pero tuvieron una tormentosa discusión en un viaje a Francia en el verano del 26 y Alastair se traslado a Atenas para ocupar un puesto diplomático.  A partir de su abandono de Oxford  en 1924 Waugh se enamoró de mujeres cómo Olivia Plunket Greene que no le correspondió.
Waugh visito a Graham allí en el invierno de 1926 a 1927, pero la visita fue un fracaso, a Waugh le disgusto el estilo de vida de Graham y su compañero de piso, un piso “usually full of dreadful Dago youths called by heroic names such as Miltiades and Agamemnon with blue chins and greasy clothes who sleep with the English colony for 25 drachmas a night” (Diaries 275). Sin embargo, Waugh volvería a visitar a Alastair que había sido transferido a El Cairo en 1929 durante su luna de miel con su nueva esposa que por cierto se llamaba Evelyn como él. El matrimonio duró poco y tras el divorcio Waugh cayó en una profunda depresión. Sus amigos homosexuales Harold Acton (se baso en él y en Brian Howard para Anthony Blanche) y Alastair no le mostraron la simpatía que esperaba y esa parece ser la causa de que desaparecieran prácticamente de su vida de aquí en adelante. En septiembre de 1929 Waugh escribió “homosexual people however kind and intelligent simply don’t understand what one feels in this kind of case”. El segundo matrimonio de Waugh fue al parecer bastante más afortunado y tuvo gran número de hijos.
Graham fue obligado a abandonar el servicio diplomático tras un escándalo sexual gay y desde entonces vivió en Gales. Aunque se dice que vivía recluido tuvo un grupo de amigos como el poeta Dylan Thomas que se inspiró en él para crear su personaje Lord Cut-Glass de la obra 'Bajo el bosque lácteo'. Parece que siempre le hacían Lord.

 
Versión española. La insolación, Carmen Laforet
Forma parte de una trilogía proyectada por la autora de la que finalmente sólo se llegaron a completar las dos primeras partes; “La insolación” y “Al volver la esquina”.  No tienen versión cinematográfica que yo sepa.
Martin es un adolescente sensible y dotado para la pintura, huérfano de madre vive con sus abuelos. La novela transcurre durante tres veranos en los que su padre le lleva a pasar el verano con él y su nueva esposa a Beniteca, un pueblo costero del  sur. Está enmarcada en la España de la dictadura y el ambiente en el que se mueve Martin en el pueblo es restrictivo y conservador. Cuando conoce a los hermanos Anita y Carlos queda fascinado por sus personalidades y su estilo de vida tan diferentes del de las personas que le rodean habitualmente.
Anita y Carlos Corsi, viven en la casa del inglés Mr. Pyne -situada al lado de la de Martin- acompañados sólo por una niñera que llama la atención en el pueblo por su forma extravagante de vestir. Son cosmopolitas, recitan a Racine e ignoran las convenciones sociales de la época. También son inmaduros y egoístas con Martin al que consideran una diversión. Anita tiene una fuerte personalidad y a lo largo de los distintos veranos evoluciona e intenta distanciarse de Carlos y Martin para entrar en el mundo adulto. Carlos es guapo, muy apegado a Anita y fuertemente dependiente de ella. A Martín le choca a menudo el comportamiento audaz y anti convencional de Anita.  Él prefiere a Carlos y desearía ser su mejor amigo por lo que le asombra y fastidia la obsesión de él con Anita.
En “Al volver la esquina”, la segunda parte de la trilogía (que a mí me gusta menos que la primera) el personaje de Carlos queda al margen y se centrara más en Martín y su relación con Anita. Me parece más triste y oscura que la primera novela que como su nombre indica es bastante luminosa y veraniega. Con todo y con eso tiene algún personaje interesante de tintes galdosianos.

En la segunda foto a la izquierda Alastair Graham y a la derecha Evelyn Waugh.

Más fotos y citas de la serie en:

http://retorno-a-manderley.blogspot.com.es/search/label/Retorno%20a%20Brideshead

 

El tiempo que queda (François Ozon)













Romain es un egocéntrico y exitoso fotógrafo gay (aunque esto último no es algo en lo que se haga hincapié en la película). Cuando le diagnostican un cáncer terminal Romain lo oculta y procede a distanciarse de su familia y a provocar una ruptura con su novio.  Sólo con el tiempo llegara a la aceptar su destino.
Las escenas centrales de la película corresponden a la visita de Romain a su abuela (Jeanne Moureau), la única persona a la que ha decidido revelar su enfermedad. Romain justifica su decisión diciéndola que se lo puede decir a ella porque igual que él, pronto morirá. Destaca la poderosa presencia de Jeanne Moureau. A Melvil Poupaud sólo le había visto anteriormente en “Cuento de verano” y me parece que ha madurado muy bien y resulta convincente en el papel de Romain.
Una de las partes más controvertidas de la película es en la que el protagonista traba conocimiento con una camarera, Jany (Valeria Bruni-Tedeschi) cuyo marido es estéril. Jany pide ayuda a Romain para tener un hijo. Éste aunque reluctante al principio termina por acceder. Algunos han querido ver en esto una trama convencional donde el protagonista homosexual se redime manteniendo relaciones con una mujer y reproduciéndose. El significado que da Ozon a esta parte es que Romain no es un gran artista, un hijo para él es una forma de encontrarle significado a una muerte injusta por lo temprana. Según Melvil Poupaud no se trata de que Romain quiera dejar traza y perpetuarse a sí mismo sino que al final de su viaje hacia la muerte decide formar parte de un ciclo y transmitir vida.
Aunque no amante de la “nouvelle vague” Ozon admira a Chabrol y Rohmer, éste último fue maestro suyo en la escuela de cine. No es casualidad por lo tanto que haya escogido a dos actores rohmerianos como Melvil Poupaud (Cuento de verano) para interpretar a Romain y a Marie Riviere (El rayo verde) para el papel de su madre. Algunas escenas de la película tienen lugar en la playa donde el cambio de  la luz del sol hacia el atardecer y la noche son simbólicos, igual que lo es el fenómeno del rayo verde para Rohmer.
 “El tiempo que queda” me recuerda otra película francesa en la que el tema es muy parecido , “Todos contra Leo” de Christophe Honorè. En ella la enfermedad es el SIDA y se centra más en como vive la situación el hermano pequeño del enfermo que va a morir. Si bien no es la peor de Honorè (para ese puesto yo votaría “Ma mère”), de las películas suyas que he visto todas me han parecido en la medianía excepto “Les Chansons d´amour” que es genial.  Esto creo que se debe a que la mitad del trabajo de “Les Chansons…”  se lo hizo a Honorè Alex Beaupain escribiendo las canciones.
“El tiempo que nos queda” forma parte de la trilogía que François Ozon dedica a la muerte. La que me parece más satisfactoria de las tres es “Bajo la arena” en la que Charlotte Rampling se enfrenta con la desaparición de su marido en la playa. El misterio sobre lo que le ha podido ocurrir es un aliciente más junto con la interpretación de la actriz protagonista. La tercera parte de la trilogía, “El refugio” es la más floja, pero destaca por la belleza de los paisajes veraniegos de playa que abundan en las películas de Ozon. Louis y Mousse están enamorados pero también dominados por la droga. Un día después de inyectarse, Louis muere de sobredosis, Mousse sobrevive y descubre que está embarazada. También aquí aparecen en pequeños papeles Melvil Poupaud (como Louis novio de la protagonista que muere nada más empezar la película) y Marie Riviere.

He intercalado capturas de "Cuento de verano" (4 y 6 del prólogo mudo del comienzo cuando pasea por la playa), creo que guardan cierto paralelismo con las escenas de paseo por la playa de  "El tiempo que queda".
La 9 es de Melvil tocando la guitarra en "Cuento de verano". Y las dos últimas fotos son de "El refugio" con Melvil en el papel de heroinómano tocando la guitarra como en "Cuento de verano".

Del asesinato considerado como una de las Bellas Artes



"Cuando un asesinato está en el tiempo paulo-post-futurum-, esto es, cuando no se ha cometido, ni siquiera, de acuerdo con el purismo moderno, se está cometiendo, sino que va a cometerse -y llega a nuestros oídos, hemos de tratarlo moralmente por todos los medios. Supongamos en cambio que ya se ha cometido y que podemos decir de él: “tetelestai”, está terminado o (con el dimantino verso de Medea) “eirgastai”, hecho está, es un fait accompli; supongamos, a continuación, que la pobre víctima ha dejado de sufrir, y que el miserable que le ha dado muerte se ha esfumado y que nadie conoce su paradero; supongamos, finalmente, que hemos hecho cuanto estaba a nuestro alcance al estirar las piernas y correr tras el fugitivo, aunque sin éxito -abii, evasit, excessit, erupit, etc.-llegados a este punto, ¿de qué sirve la virtud? Bastante atención le hemos dedicado ya a la moral; le ha llegado el turno al gusto a las bellas artes.
(...)
No me hable nunca de una determinada obra de arte que esté meditando: me opongo a ello in toto. Si uno empieza por permitirse un asesinato, pronto no le da importancia a robar, del robo pasa a la bebida y a la inobservancia del día del Señor, y se acaba por faltar a la buena educación y por dejar las cosas para el día siguiente."

Del asesinato considerado como una de las Bellas Artes, Thomas De Quincey

"Del asesinato considerado como una de las Bellas Artes" es un ensayo de Thomas De Quincey, más conocido por sus “Confesiones de un inglés comedor de opio”. Aparecido en 1827 es un ensayo ficticio dirigido a un club de caballeros. Trata de la apreciación estética del asesinato y después de repasar su historia se centra en una serie de crimenes cometidos en 1811 por John Williams. Por cierto, la autoría de Williams es puesta en cuestión por la escritora P.D. James que escribió junto T. A Critchley “La octava víctima” en la que ofrece una explicación alternativa a los asesinatos.

El día de la Reina



El 30 de abril es el Día de la Reina (Koninginnedag) en Holanda. La gente monta tenderetes delante de sus casas y en otros sitios para vender lo que ya no quieren. Los niños venden los juguetes que ya no usan y bebidas o dulces. Los adultos venden todo tipo de cosas; muebles, libros, videos etc. Los últimos años en el Día de la Reina ha hecho un calor verdaderamente veraniego. A ello ayuda el que no se celebre el día del verdadero cumpleaños de la Reina de Holanda que es en marzo, sino el día del de su madre o su abuela, ya no recuerdo. Lo más tradicional es que todo el mundo lleve en su atuendo alguna prenda de color naranja por la casa de Orange.
Ese día Amsterdam está tan abarrotado de gente que apenas se puede andar por sus calles. Esta festividad se puede disfrutar mejor en otras ciudades más pequeñas como Naarden donde se puede pasear tranquilamente viendo los tenderetes y otras actividades. Y luego descansar y tomar una cerveza con las típicas bitterballen. Naarden sufrió un golpe devastador en 1572 cuando la ciudad fue saqueada por las tropas españolas al mando del hijo del duque de Alba y fueron masacrados casi todos sus habitantes. Quedó como una ciudad fantasma hasta que volvió a ser repoblada en el siglo XVII. Con objeto de prevenir la posibilidad de otra masacre, la ciudad fue dotada de las defensas más modernas de su tiempo. Actualmente, cuenta con una de las fortificaciones renacentistas mejor conservadas de Europa. La ciudad se parece a una isla rodeada de un impresionante doble foso y bastiones.
Todas las fotos son mías excepto la primera con la vista aérea de Naarden. La tercera empezando por arriba no es de Naarden sino del puerto de Almere. Sólo lamento no haber hecho alguna foto de algún tenderete con souvenirs relacionados con la familia real.

Jim Prideaux y Jim Roach (Jumbo)

—De todos modos, eres un buen observador. Sí, se nota que lo eres. Nosotros, los solteros, siempre somos buenos observadores. Y es natural, porque no tenemos a nadie en quien confiar, ¿no crees? Sólo tú te has dado cuenta de mi llegada. Me has dado una verdadera sorpresa, cuando he visto que me habías descubierto mientras yo estaba ahí, aparcado en el horizonte. Pensaba que eras un fantasma. Me jugaría cualquier cosa a que Bill Roach es el mejor observador de la escuela. Siempre y cuando lleves las gafas puestas, claro está. ¿Verdad?
Agradecido, Bill Roach se mostró de acuerdo:
—Sí, es verdad.
(…)
Durante las vacaciones de verano, mientras sufría las incomodidades de trasladarse de un hogar a otro, aceptado y rechazado, Bill Roach vivió preocupado, pensando en Jim, pensando si la espalda le dolía o no, y qué hacía para ganarse la vida, ahora que no tenía a nadie a quien enseñar francés, y solamente la paga de medio trimestre para ir tirando. Peor todavía, Bill Roach se preguntaba si Jim estaría en la escuela cuando comenzara el curso, ya que Roach tenía la extraña sensación, una sensación que era incapaz de describir, de que Jim se encontraba tan poco arraigado en la superficie del mundo que cualquier día iba a caer en un vacío. Temía que Jim fuera como él, un ser sin el natural peso de gravedad preciso para tenerse en pie. Recordó las circunstancias de su primer encuentro, y, en particular, las preguntas de Jim referentes a sus amigos, y Roach experimentó tanto terror de que, de la misma manera que había defraudado a sus padres, en el aspecto del afecto, ahora hubiera defraudado a Jim, debido principalmente a la diferencia de edad que mediaba entre ellos. Y, en consecuencia, Roach temía que Jim hubiera seguido su camino, y que ahora estuviera ya en otro lugar, buscando un compañero, examinando, con sus pálidos ojos, a los alumnos de otras escuelas. Roach también imaginaba que Jim, lo mismo que él, había tenido un gran afecto en su vida, un afecto que le había defraudado y que ansiaba sustituir por otro. Pero, aquí, el pensamiento de Bill llegaba a un callejón sin salida, porque no tenía la menor idea del modo en que los adultos se amaban entre sí.
(…)
En aquel trimestre, Jim dio apodo a Roach. Dejó de llamarle Bill, y le llamó «Jumbo». No alegó razón alguna del apodo, y Roach, tal como ocurre en todo bautizo, no se encontró en situación de poner objeciones. En agradecimiento de lo dicho, Roach se atribuyó el cargo de protector de Jim. En el mundo interior de Roach, el cargo se configuraba bajo la forma de protector—regente, un protector que sustituía al desaparecido amigo de Jim, fuera quien fuese.
(…)
Durante el resto del trimestre, Jim se comportó, a juicio de Roach, de un modo muy parecido al que se portaba su madre, cuando su padre estaba ausente. Dedicaba mucho tiempo a cosas sin importancia, como, por ejemplo, disponer las luces del escenario, en vistas a la representación teatral de la escuela, remendar las redes de las porterías de fútbol, y, durante las clases de francés, daba larguísimas explicaciones para corregir pequeños errores. Sin embargo, abandonó totalmente las actividades importantes, como, por ejemplo, sus paseos, y su solitario juego de golf. Y, al anochecer, se recogía temprano, y nunca iba al pueblo. Peor todavía era la vaciedad de su mirada, cuando Jameson le sorprendía con una de sus travesuras, y el modo en que se olvidaba de muchas cosas, durante las clases, incluso de dar los cartones rojos de recompensa al mérito. Roach tenía que recordárselo todas las semanas.
Para ayudarle en aquella situación, Roach se encargó de la tarea de regular las luces. Durante los ensayos, Jim le dirigía una señal, levantaba el brazo y lo dejaba caer al costado, y, entonces, Bill, y nadie más que Bill, bajaba la intensidad de las luces del escenario. Sin embargo, con el paso del tiempo, Jim pareció reaccionar favorablemente al tratamiento, y su mirada se hizo más clara, y volvió a estar atento a todo, mientras la sombra de la muerte de su madre se alejaba. En la noche de la representación teatral, Jim estuvo alegre a más no poder. Aquél fue el momento en que Roach más alegre le había visto, en cuanto podía recordar. Mientras, fatigados y triunfantes, volvían al edificio principal, después de la representación, Jim le gritó:
—¡Eh, Jumbo, tontaina! ¿Adónde vas sin impermeable? ¿No ves que está lloviendo?
Luego, Roach oyó que Jim explicaba a uno de los padres que habían acudido para ver la representación:
—Su verdadero nombre es Bill. Cuando yo llegué, él acababa de llegar. Los dos éramos nuevos, aquí. 
Por fin, Bill Roach había llegado a convencerse de que el revólver no había sido más que un sueño.

FIN 

El topo, John Le Carre

Tinker, Tailor, Soldier, Spy (El topo) como toda buena novela de espías no habla sólo del espionaje; habla de traición, desilusión, desconfianza, soledad, aislamiento, de una cierta tristeza…
La historia se basa en hechos reales y el topo de Le Carre guarda gran parecido con Kim Philby, el espía doble que tan eficazmente engañó a los servicios secretos británicos durante años. Kim Philby no fue el único, junto a él fueron descubiertos a lo largo del tiempo cuatro hombres más, reclutados todos ellos en la Universidad de Cambridge. Un poco más de ellos aquí:

http://esnobismoanglofrancofilo.blogspot.com.es/2009/10/los-apostoles-de-cambridge.html

El agente Smiley sin embargo pudo jubilarse tranquilo porque aparentemente el MI5 no volvió a padecer penetraciones desde entonces.

Jim Prideaux y Bill Haydon

«Querido Fan, me atrevo a insinuarle que mueva un poco su persona por ahí, a fin de investigar un poquito la personalidad de un joven caballero cuyo nombre le doy en el adjunto fragmento de piel humana» (Una superflua nota de los inquisidores aclaraba que el estudiante en cuestión era Prideaux.) «Probablemente considera usted a Jim —si es que le conoce— un atleta notable. Lo que usted no sabe, y debiera saber, es que Jim es un lingüista en modo alguno desdeñable, y que no tiene ni un pelo de idiota...» (A continuación constaba un resumen biográfico sorprendentemente detallado y exacto: Lycée Lakanal de París, matriculado en Eton aunque no ingresó, externo en los jesuitas de Praga, dos semestres en Strasburgo, padre banquero en Europa, pequeña aristocracia, vida independiente... )...) 
«De ahí los amplios conocimientos que de extranjeras tierras atesora Jim, y también su ligero aire de huérfano que encuentro irresistible. Dicho sea incidentalmente, pese a que está formado por diferentes partes de Europa, no debemos dejarnos inducir a error por ello, ya que Jim, en su versión completa, es íntegramente nuestro. En la actualidad es un muchacho un tanto entregado a formularse preguntas y a la exploración mental, debido a que acaba de darse cuenta de que hay un Mundo situado más allá de los límites de las aulas, y este Mundo soy yo.» 
« Pero primero debo contar cómo le conocí.» 
«Como usted sabe, querido Fan, obedeciendo a una costumbre mía (y órdenes suyas), de vez en cuando me atavío con arábigas prendas y bajo a los zocos, en donde me siento entre los grandes guarros, y presto oídos a las palabras y al mundo de sus profetas, con la finalidad de poderlos confundir mejor, cuando el día llegue. Aquel día, el agorero en vogue, procedía del mismo corazón de la Madre Rusia. Se trataba de cierto académico llamado Kblebnikov, actualmente agregado a la Embajada soviética en Londres, hombrecillo alegre y simpaticón, que acertó a decir unas cuantas cosas ingeniosas, entre las habituales tonterías. El zoco en cuestión era un club de debates llamado los «Populares», rival nuestro, mi querido Fan, y bien conocido por usted, gracias a otras incursiones que en él he efectuado. Después del sermón nos sirvieron un horriblemente proletario café con leche, acompañado de un terriblemente democrático panecillo, y me fijé en un corpulento muchacho que estaba sentado solo, en el fondo de la sala, por ser, al parecer, demasiado tímido para alternar con los demás. Su cara me era algo conocida, por haberla visto en el campo de cricket, ya que jugamos en un mismo equipo ocasional y tontamente formado, sin que intercambiáramos ni media palabra. La verdad es que, no sé cómo describir a este muchacho. En serio, Fan, este chico tiene las cualidades precisas.» 
En este punto, la caligrafía, hasta ahora rígida e incómoda, adquiría un trazo holgado y fluido, al entrar en calor el autor de la carta: 
«Tiene esta pesada serenidad que impone. Hombre de cabeza dura, en el sentido literal de la palabra. Es uno de estos hombres astutos y silenciosos que dirigen el equipo sin que nadie se dé cuenta. Fan, usted sabe muy bien lo mucho que me cuesta actuar. Sin cesar tiene usted que recordarme, recordarme intelectualmente, que si no pruebo los peligros de la vida nunca llegaré a conocer los misterios de la misma. Pero Jim actúa por instinto... es funcional... Es mi otra mitad. Entre él y yo formaríamos un hombre maravilloso, con la sola salvedad de que ninguno de los dos sabe cantar. Y, querido Fan, ¿ha experimentado alguna vez la sensación de que forzosamente, de un modo irremediable, ha de trabar amistad con un desconocido o, de lo contrario, el mundo se derrumbará?» 
Aquí, la caligrafía volvía a disciplinarse. 
«—Yavas Lagloo —le dije, palabras que, si no me equivoco, significan, en ruso, "vayarnos juntos a la cabaña del bosque", o algo parecido— y él me contestó: "Ah, hola", que es lo que, a mi parecer, hubiera dicho si el arcángel Gabriel hubiese pasado por allí.» 
«—¿Qué dilema tienes? —le pregunté.» 
«—Ninguno —repuso, después de pensar durante casi una hora.» 
«—¿En este caso, qué haces aquí? ¿Si no tienes un dilema, por qué has entrado?» 
«Y, entonces, formó una grande y plácida sonrisa, nos acercamos al gran Khlebnikov, le estrechamos y sacudimos la pezuña durante un buen rato, y nos fuimos a mis habitaciones. En donde bebimos. Y bebimos. Y, querido Fan, Jim se bebió cuanto líquido vio. O quizá fui yo, no lo recuerdo. Y, cuando vino el alba, ¿sabe lo que hicimos? Pues se lo voy a decir, querido Fan. Nos dirigimos solemnemente al campo de deportes, yo me senté en un banco, cronómetro en ristre, el gran Jim se atavió de atleta y dio veinte vueltas. Veinte. Quedé agotado». 
«Cualquier día iremos a verle, querido Fan, por cuanto Jim no pide más que estar en mi compañía o en la de mis perversos y divinos amigos. En resumen, me ha nombrado su Mefistófeles particular, y estoy vastamente emocionado por tal honor. A propósito, es virgen, mide unos dos metros y medio, y parece construido por la misma firma que hizo las pirámides. No se alarme, sin embargo.» 
Así terminaba el documento. Smiley volvió con impaciencia las amarillentas páginas, en busca de manjares más fuertes. Los profesores de ambos hombres atestiguan (veinte años después) que es inconcebible que entre los dos hubiera algo más que una relación «puramente amistosa»... No se pidió el testimonio de Haydon. El profesor expresamente asignado a Jim dice que es «intelectualmente omnívoro, después de un largo período de inanición», y rechaza toda posibilidad de que fuera «rojillo». La entrevista que tiene lugar en Sarratt comienza con largas excusas, en atención a la soberbia hoja de servicios de Jim durante la guerra. Después del amaneramiento de la carta de Haydon, las respuestas de Jim son agradablemente francas y directas. 

El topo, John Le Carre

Tinker, Tailor, Soldier, Spy (El topo) no es una película luminosa, predominan los tonos sepia, el vestuario gris y el ritmo pausado. Lo que hace un buen espía de un hombre como Smiley es su capacidad para desaparecer y fundirse en su entorno. Es un personaje muy distinto de los que Gary Oldman ha interpretado a lo largo de su carrera. O quizás no tan distinto del actor que reconoce que cuando va por la calle raramente es reconocido.

Los actores tienen que condensar páginas de la novela con una simple expresión y dos frases. Como la mirada de Oldman cuando se reconoce en una de las fotos de los sospechosos de ser “el topo” que Control había pegado sobre unas piezas de ajedrez. Y uno de los aciertos de la adaptación es el añadido de la escena de la fiesta de Navidad que no figura en la novela de Le Carre. En ella se da de manera muy sutil con una sola mirada la clave de la relación de Jim Prideaux (Mark Strong) y Bill Haydon (Colin Firth).

Jim Prideaux

En el curso de aquel trimestre de verano, los chicos de la escuela honraron a Jim dándole un apodo. Probaron varios apodos, antes de encontrar uno que les dejara satisfechos. Primero probaron el apodo de «Soldado» que reflejaba los matices militares de su personalidad, sus ocasionales y totalmente inocentes palabrotas, y sus solitarios paseos por Quantocks. De todos modos este apodo no cuajó, por lo que los chicos probaron los de «Pirata» y «Goulash». Este último se lo dieron por su afición a la comida fuerte, por el olor a cebollas y pimienta que llegaba a sus narices, en cálidas oleadas, cuando pasaban por el Hoyo, camino de Evensong. También le llamaban «Goulash» por su perfecto acento francés, que tenía cierta calidad espesa, como de salsa. Spikely, de la clase Quinta B, sabía imitar de maravilla el acento de Jim. «Ya has oído la pregunta, Berger. ¿Qué está mirando Emil? —convulsivo ademán de la mano derecha—. Y no me mires así, que no soy un fantasma. Qu'est ce qu'il regarde, Emil, dans le tableau que tu as sous le nez? Mon cher Berger, si no se te ocurre pronto una decente frase en francés je te jetterai toute suite par la porte, tu comprends, pedazo de animal?» 
Pero estas terribles amenazas jamás fueron llevadas a efecto, ni en francés ni en inglés. Se daba la rara circunstancia de que las amenazas aumentaban la aureola de bondad que no tardó en rodear a Jim, una bondad que sólo puede darse en los hombres corpulentos, contemplados con ojos infantiles. Sin embargo, «Goulash» tampoco les dejó satisfechos. En el apodo faltaba el matiz de fortaleza que había en la personalidad de Jim. No reflejaba el carácter apasionadamente inglés de Jim. 
(…) 
Pese a sus tendencias a ser tolerante, Jim gozaba del prestigio de conocer a fondo la mentalidad delincuencial. Se dieron varios ejemplos de lo anterior, pero el más destacado ocurrió pocos días antes de que terminara el trimestre, el día en que Spikely descubrió en la papelera de Jim un borrador de las preguntas del examen del día siguiente, y lo alquiló a sus compañeros al precio de cinco peniques. Fueron varios los muchachos que pagaron el precio y, además, pasaron una triste noche aprendiéndose de memoria las respuestas, a la luz de una linterna, en el dormitorio. Pero, en el momento del examen, Jim formuló unas preguntas totalmente diferentes. 
—Estas preguntas las podéis leer y releer gratis —gritó. 
Y se sentó. Abrió el «Daily Telegraph» y se entregó a la lectura de las últimas opiniones de los fantasmas, que eran, según habían llegado a averiguar los alumnos, casi todos los individuos con pretensiones intelectuales, incluso en el caso de que escribieran en defensa de la causa de la Reina. 
(…) 
Por fin, se produjo el incidente de la lechuza, que ocupo un lugar aparte en la mente de los alumnos y en la opinión que de Jim tenían, debido a que en él intervino la muerte, fenómeno ante el que los niños reaccionan de manera diversa. Seguía haciendo frío, por lo que Jim llevó a la clase un recipiente con leños, y un miércoles encendió la chimenea, se sentó de espaldas al calor y procediendo a leer un dictée. Primeramente, cayó un poco de hollín, de lo que Jim no hizo caso, y luego cayó la lechuza, una lechuza grande que había anidado en la chimenea, sin la menor duda, durante los abundantes veranos e inviernos del mandato de Dover, en que la chimenea no funcionó. La lechuza estaba ahumada, deslumbrada, y con el cuerpo negro de tanto darse contra las paredes. Cayó en el fuego, y luego saltó al suelo, quedando allí, formando una pelota y rebullendo con ruido de aleteo, como un mensajero del infierno, jorobada pero respirando, con las alas abiertas, mirando directamente a los muchachos a través del hollín que le cubría los ojos. Todos quedaron atemorizados. Incluso Spikely, el héroe, estaba atemorizado. Todos salvo Jim, quien en un abrir y cerrar de ojos, cogió a la lechuza, le plegó las alas, y con ella salió de clase, sin decir palabra. Pese a que los alumnos aguzaron el oído, nada oyeron, hasta que por fin les llegó el sonido del manar de agua, al final del corredor, indicativo de que Jim se estaba lavando las manos.
—Está meando —dijo Spikely. 
Y estas palabras provocaron risas nerviosas. Pero, al salir de clase, descubrieron a la lechuza, plegada, formalmente muerta, esperando el entierro, sobre un montón de leña, junto al Hoyo. Los más valerosos comprobaron que la lechuza tenía el cuello quebrado. Sólo un guardabosques, dijo Sudeley, quien tenía uno en su casa, era capaz de matar tan hábilmente a una lechuza. Entre los restantes miembros de la comunidad de Thursgood la opinión que Jim merecía no era tan unánime. La sombra del señor Maltby, el pianista, no se había desvanecido todavía. La matrona, coincidiendo con Roach, sostenía que Jim era un héroe y que necesitaba ayuda; era un milagro que se pudiera desenvolver en la vida, con semejante espalda. 

El topo, John Le Carre 

Aunque la versión cinematográfica de “El topo” me ha gustado mucho, el límite temporal de la película ha impedido que en algunos aspectos sea tan completa como la serie que realizó la BBC en 1979. El actor que interpreta a Jim Prideaux (Mark Strong) me parece que hace una interpretación más que correcta. Sin embargo, el guión no profundiza en el personaje y se pierden las cualidades que lo hacen tan entrañable en el libro. De hecho, el incidente de la lechuza en la película es mucho más brutal y menos propio de Jim.
La primera foto es de la serie del 79 y el resto de la película del 2011.